Cientos de refugiados sirios residentes en el Líbano y Turquía comenzaron a cruzar la frontera de regreso a su país, pocas horas después de que fuese derrocado el dictador Bashar Al Assad, tras más de 50 años de dinastía en el poder.
En el principal cruce fronterizo entre el Líbano y Siria, el de Masnaa, largas hileras de vehículos aguardan para entrar al territorio sirio en medio de un ambiente festivo entre gritos de «Alá es grande» y consignas contra el que dirigió el país durante casi 25 años.
Marchas y congregaciones esporádicas de personas con banderas de la oposición siria se han formado en las inmediaciones del propio paso, así como en poblaciones cercanas con una fuerte presencia de refugiados sirios, como Bar Elias.
Alrededor de 1,5 millones de refugiados sirios viven en el Líbano, de los más de 5,5 millones de sirios que han tenido que escapar de su país desde que inició el conflicto, según estimaciones de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Con información de EFE