La ONG Provea presentó este martes 22 de marzo, Día Mundial del Agua, un informe en el que denuncia que el Estado no garantiza el servicio de agua potable a sus ciudadanos.
«Venezuela es el noveno país con las mayores reservas de agua dulce del mundo, solo superado por Brasil, Rusia, Canadá, China, Indonesia, Estados Unidos, Bangladesh y la India. Por los 916.445 km² de territorio nacional corren cerca de un millar de ríos y yacen importantes reservas de aguas subterráneas que generan una cantidad de recursos hídricos aprovechables, estimada en 93 millones de metros cúbicos al año. Pese a ello, la mayoría de los venezolanos tiene sed. El agua no llega periódicamente a las casas y la calidad de la misma es más que cuestionable», señala el informe publicado en su página web.
Agrega que entre las promesas incumplidas del régimen de Maduro -con respecto a la problemática del agua- «corresponde al año 2013, cuando en noviembre de ese año anunció que a través del primer ‘Plan Nacional del Agua’, se impulsaría la rehabilitación de 181 acueductos rurales en Venezuela, “para fortalecer el servicio de suministro del vital líquido a las comunidades. En esa ocasión se destinaron 16.000 millones de bolívares para ejecutar el Plan Nacional del Agua en los años 2013, 2014 y 2015, con el objetivo de fortalecer el servicio en aquellos sectores que recibían agua potable por ciclos».
Además, en su Plan de la Patria 2019-2025, su objetivo número 3 contemplaba: «protección de cuencas hidrográficas y ambientes naturales; el fortalecimiento y mejoras de los sistemas de agua potable y la consolidación del Plan Nacional de Aguas con la participación protagónica de los comités de agua y otras organizaciones del Poder Popular”.
Por otra parte, la organización indica que «sondeos de opinión realizados por Provea y los Comités Populares de Derechos Humanos en los municipios Libertador y Sucre de la Gran Caracas, revelaron que el 87,26% de los habitantes de los barrios pobres de la capital, recibían agua de color amarillento o marrón turbio, lo que refleja los escasos esfuerzos del Estado por garantizar el saneamiento y potabilización de las aguas que llegan, también escasamente a los hogares».
Recalca que según la Organización Mundial de la Salud, «en Venezuela la tasa de mortalidad infantil por diarrea es seis veces mayor que hace 15 años, y de acuerdo a investigadores de la Universidad Central de Venezuela, cerca de un millón de residentes en la ciudad de Caracas están expuestos a suministros contaminados«.
«La escasa disponibilidad de agua y la deficiente gobernanza de la gestión de los recursos hídricos, acentúan las desigualdades y tienen un impacto significativo en las poblaciones más vulnerables y en condición de pobreza», insiste.
Revise aquí el informe completo