La organización humanitaria «Plan International», fundada en 1937, denunció que alrededor de dos millones de niñas y mujeres migrantes venezolanas no tienen acceso a productos sanitarios básicos que les permitan menstruar con dignidad, lo que las expone a graves consecuencias para su salud y bienestar.
«Las mujeres y niñas que han huido de la crisis económica y política de Venezuela se ven obligadas a manejar sus períodos sin productos sanitarios básicos. Es posible que hasta dos millones de niñas y mujeres adolescentes venezolanas no puedan permitirse menstruar con dignidad, con graves consecuencias para su salud y bienestar«, advirtió la organización.
La mala higiene menstrual también puede provocar infecciones o enfermedades como irritación o infección del tracto urinario e incluso un shock tóxico.
Destacaron que la mayoría también ha estado expuesta «a largos viajes antes de llegar a países vecinos como Colombia, Perú y Ecuador, sin acceso suficiente a agua potable, instalaciones sanitarias y en muchos casos, papel higiénico«.
La Coordinadora de Respuesta Regional de Plan International para la crisis venezolana, Anyi Morales, lamentó que “actualmente no existe una política de manejo de la salud menstrual e higiene para migrantes y refugiadas. La mayoría de las mujeres en tránsito solo tienen los productos que trajeron de Venezuela o que les entregan durante su viaje”.
Explicó que “cuando finalmente logran establecerse, la situación socioeconómica se vuelve tan apremiante que no siempre pueden atender sus necesidades de salud e higiene menstrual. Además, la mayoría vive en condiciones de hacinamiento, por lo que no tienen privacidad ni los medios para tener sus períodos normalmente «.
Sin dinero para toallas sanitarias
Plan International denunció que la situación es aún peor en Venezuela, donde el costo de un paquete de toallas sanitarias puede exceder el 25% del salario mínimo mensual, mientras que una caja de 40 tampones puede costar hasta tres meses de salario.
Además, la falta de agua potable también tiene un impacto directo en la asistencia a la escuela de las niñas, ya que el 28% de los escolares dicen haber faltado a clases por este motivo, según el Instituto Nacional de Estadística de Venezuela.