Una decena de monjas trapenses abandonaron Nicaragua en medio de la persecución de la dictadura de Daniel Ortega contra la Iglesia Católica, después de 22 años de presencia en el país centroamericano, informaron este martes las religiosas.
«Nosotras, las hermanas trapenses de Nicaragua, hemos dejado voluntariamente el país por motivos de la Orden, falta de vocaciones, ancianidad de varias hermanas», aseguraron a través de un mensaje divulgado en sus redes sociales.
La decisión fue tomada una semana después de que el presidente de Nicaragua, el dictador Ortega, calificara de «mafia» a los sacerdotes, obispos, cardenales y al papa Francisco.
De esta manera se convierten en el segundo grupo de religiosas que dejan Nicaragua, las primeras fueron 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta, que abandonaron el país en julio del año pasado, luego de que les cancelaran su personalidad jurídica.
Las hermanas trapenses llegaron a Nicaragua el 20 de enero de 2001, y pertenecen a la Orden monástica católica OCSO, por su nombre en latín (Ordo Cisterciensis Strictioris Observantiae), bajo la regla de San Benito, y tenían el monasterio Santa María de la Paz, en el municipio de San Pedro de Lóvago, departamento de Chontales, centro de Nicaragua.
Antes de irse, las religiosas entregaron el convento, monasterio y los bienes e inmuebles a la diócesis nicaragüense de Chontales, de acuerdo con la información.
Con información de EFE