La Policía de Carreteras de Brasil logró la mayor incautación de oro ilegal del país, con el decomiso de 103 kilos de oro en la Amazonía, informaron este martes fuentes oficiales.
El cargamento, avaluado en más de 61 millones de reales (unos 11 millones de dólares 9,6 millones de euros), tendría como posible destino Venezuela o Guyana, según un comunicado de la Presidencia.
La Policía de Carreteras encontró más de un centenar de lingotes de oro ocultos en una camioneta durante una inspección realizada el lunes en las afueras de Boa Vista, capital de Roraima.
De acuerdo con las autoridades, el vehículo fue detenido al detectarse inconsistencias en la documentación, pues no figuraba a nombre de quien lo conducía, un hombre de 30 años que viajaba con su esposa y un bebé.
Después de hallar una pequeña cantidad de oro, los agentes realizaron una búsqueda más exhaustiva «y encontraron más de cien lingotes escondidos en el panel del vehículo», por lo que el conductor fue arrestado en flagrancia.
Las autoridades señalaron que el oro incautado fue remitido a la Policía Federal, que continuará las investigaciones para identificar su origen, destino y propiedad.
La minería ilegal representa una amenaza significativa para la Amazonía brasileña, puesto que provoca deforestación, contaminación de ríos y desplazamiento de comunidades locales, además de contribuir al comercio ilegal de recursos minerales.
Los metales pesados usados en la extracción ilegal de oro, que contamina ríos y destruye la selva amazónica, provocó en los últimos años decenas de muertes de indígenas yanomamis como consecuencia de desnutrición, neumonías o diarreas.
El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva emprendió una lucha frontal contra ese delito en la Amazonía, especialmente en la Tierra Yanomami, pocas semanas de asumir su tercer mandato, pero, a pesar del aumento de la vigilancia, la acción de los mineros ilegales continúa en la región.
El flagelo por la fiebre del oro ahora está afectando al pueblo munduruku, que vive en la cuenca del río Tapajós, entre los estados de Pará y Mato Grosso. EFE