Los organismos reguladores de la sanidad estadounidense autorizaron este jueves la segunda píldora contra el COVID-19, desarrollada por Merck, lo que supone otro medicamento fácil de usar para combatir la creciente ola de infecciones por omicronas.
La autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) se produce un día después de que la agencia diera el visto bueno a un medicamento competidor de Pfizer. Es probable que esa píldora se convierta en el tratamiento de primera elección contra el virus, gracias a sus beneficios superiores y a sus efectos secundarios más leves.
Como resultado, se espera que la píldora de Merck tenga un papel menor contra la pandemia de lo que se preveía hace unas semanas. Su capacidad para atajar la grave COVID-19 es mucho menor que la anunciada inicialmente y la etiqueta del medicamento advertirá de graves problemas de seguridad, como la posibilidad de que se produzcan defectos de nacimiento.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) autorizó el fármaco de Merck para los adultos con síntomas tempranos de COVID-19 que se enfrentan a los mayores riesgos de hospitalización, entre ellos las personas mayores y las que padecen afecciones como la obesidad y las enfermedades cardíacas. El Reino Unido autorizó por primera vez la píldora a principios de noviembre.
Conocido como molnupiravir, el medicamento de Merck llevará una advertencia contra su uso durante el embarazo. Las mujeres en edad fértil deberán utilizar métodos anticonceptivos durante el tratamiento y durante unos días después, mientras que los hombres deberán utilizar métodos anticonceptivos durante al menos tres meses después de la última dosis, según la FDA.