El secretario general de la ONU, António Guterres, aterrizó en la noche del martes en Bagdad, en un viaje no anunciado previamente y que tiene lugar seis años después de su última visita al país árabe, según informó la ONU en Nueva York.
A su llegada a Bagdad, Guterres definió su viaje como «una visita de solidaridad, con las instituciones de Irak», a las que quiere expresar «el compromiso total de la ONU para apoyar la consolidación de la institucionalidad», al tiempo que apostó por «un diálogo abierto e inclusivo» en un país donde las rencillas sectarias están a la orden del día.
Además de entrevistarse el miércoles con representantes del Gobierno en Bagdad y de las autoridades de la región autónoma del Kurdistán al día siguiente en Erbil, Guterres se reunirá en la capital con grupos de jóvenes y organizaciones pro derechos de las mujeres, en uno de los países con menor representatividad femenina de la región.
Guterres hará también una parada en un centro de desplazados y de «rehabilitación» en el norte del país. Aunque no se han ofrecido detalles, Guterres recordó hoy su anterior paso como director de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), en el que visitó campamentos de personas que habían sido desplazadas varias veces de sus casas conforme los yihadistas se hacían con el control de amplias zonas del país.
No es de descartar que la mención a la rehabilitación se refiera a aquellos yihadistas arrepentidos que desean reinsertarse tras haber combatido en filas radicales tanto en Irak como en la vecina Siria.
El viernes, Guterres viajará a la capital de Catar para participar en la cumbre de Países menos desarrollados, donde se prevé que haga un llamamiento al primer mundo para que refuerce sus compromisos con estos países en momentos de una crisis mundial (energética y alimentaria) que se ha cebado con los países más pobres. EFE