El Gobierno de Trinidad y Tobago deportó este viernes a 35 de los 39 migrantes venezolanos que viajaban en el bote que fue tiroteado por la Guardia Costera el pasado domingo 6 de febrero, en el que murió el bebé de menos de un año de edad.
El Ministerio de Seguridad trinitario informó que la repatriación se realizó en coordinación con el régimen de Nicolás Maduro.
«Antes de su repatriación, todas las personas fueron examinadas por las autoridades competentes de la República de Trinidad y Tobago, así como por representantes de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela, para asegurar, entre otras cosas, que no hubiera víctimas de trata de personas entre ellos. A través de este ejercicio se mantuvo la cooperación entre las Autoridades venezolanas, tanto civiles como militares. Esto fue para garantizar la preservación de la seguridad de los ciudadanos de ambas naciones», señaló el organismo mediante un comunicado.