La comisionada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Soledad García Muñoz, manifestó su preocupación por la situación del sector universitario en Venezuela, alertando que «está acorralado» por el régimen de Nicolás Maduro.
«Seguimos recibiendo casi a diario, semanalmente, informes de cómo sigue siendo preocupante y cómo el sector universitario y académico está acorralado. Nos preocupan mucho los derechos laborales del personal universitario en Venezuela, que cobran un promedio de 1 a 3 dólares mensuales. Son datos bastante elocuentes de cuál es la situación crítica de la academia venezolana«, alertó.
Durante un foro organizado por Promedehum y CADAL, la relatora para derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA), también expresó su preocupación por los ataques en contra de la sociedad civil y trabajadores de la salud en el marco de la pandemia del coronavirus.
Aseveró que quienes denuncian la crisis en el sector salud también son defensores de derechos humanos y deben ser protegidos.
Pobreza aterradora
La relatora de la CIDH también se refirió a los índices de la pobreza en Venezuela, que supera el 95%, considerando que «son aterradores». Advirtió que la emergencia humanitaria compleja que atraviesa el país impide que los venezolanos tengan una vida digna.
«Esta emergencia se ha caracterizado por serios obstáculos para vivir una vida digna en el país para la mayoría de la población. Los índices de la pobreza en Venezuela son aterradores, y por ende también los índices de la desigualdad que van al completo extremo de no tener nada o una pequeña minoría que tiene todo, y una hiperinflación que ha recrudecido aún más todas estas condiciones y falta de acceso a derechos», denunció.
Destacó que esta emergencia humanitaria compleja afecta de manera diferenciada a las mujeres y niños, por las dificultades para acceder a la canasta básica de alimentos.
García Muñoz destacó que la vulneración de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales es una de las principales causas de la crisis de migrantes y refugiados venezolanos, con más de 6,8 de millones de personas que han abandonado Venezuela.
«Observamos cómo la movilidad humana está intrínsecamente relacionada con la privación generalizada de los DESCA en Venezuela, y cómo esto se da tanto en las razones para emigrar del país como también en el tránsito y en el destino de la mayoría de las personas que están en movilidad humana», resaltó.