El ahora expresidente de Perú, Pedro Castillo, pasó la noche de miércoles a jueves en una celda del penal de Barbadillo, la misma cárcel en la que también está recluido el exdictador Alberto Fuijimori, quien cumple su condena de 25 años de cárcel.
El diario El Comercio ha revelado detalles de cómo fue la operación para capturar a Castillo, luego de intentar disolver el Congreso.
Castillo tenía planificado ir a la embajada de México en el distrito de San Isidro, en la capital de Perú, poco después de dar su mensaje a la nación en el que anunció el cierre del parlamento.
Pasada la 1pm, Castillo salió por la parte trasera de Palacio de Gobierno junto a su exprimer ministro Anibal Torres y con su comitiva de resguardo de Seguridad del Estado de la Policía Nacional de Perú, y le instruyó al chofer que tomara rumbo hacia la sede diplomática mexicana.
En paralelo se estaba realizando una reunión en la Comandancia General de la Policía, que terminó frustrando los planes del mandatario golpista. El comandante general de la Policía, Raúl Alfaro, convocó al Alto Mando policial para decidir la postura institucional frente al golpe de Estado que estaba perpetrando Castillo, y concluyeron que estaba actuando en flagrancia al ordenar el cierre del Congreso, por lo cual debía ser detenido.
Los comandantes le comunicaron la decisión al jefe de la Dirección de Seguridad del Estado, responsable de la custodia presidencial, quien le solicitó a su personal que le informara sobre la ubicación de Castillo.
Mientras tanto, el Equipo Especial de la Policía Nacional ya manejaba la versión de la intención que tenía Castillo de recluirse en una embajada, por lo cual un grupo de funcionarios policiales se trasladó a las sedes diplomáticas de México y Cuba para impedirlo.
Cuando estaban a aproximadamente 10 kilómetros de la embajada mexicana, el chofer recibe la orden de proceder con la detención, detalla El Comercio. Para sorpresa de Castillo, la camioneta que lo trasladaba se detuvo y, junto con personal de la Subunidad de Acciones Tácticas, se ejecutó el arresto y se procedió a llevarlo a la sede de la Prefectura de Lima donde queda la sede de la Región Policial de la capital.
Casi en simultáneo, el pleno del Congreso aprobaba la vacancia de Castillo con 101 votos a favor. No habían pasado ni dos horas desde que anunció su golpe de Estado y ya el entonces presidente pasó a calidad de detenido.