El gran ayatolá Alí Sistani, máxima autoridad religiosa de la mayoría de los musulmanes chiitas, recibió este sábado al papa Francisco, jefe de 1.300 millones de católicos, en la ciudad santa chiita de Nayaf, un encuentro inédito.
Con información AFP
El gran ayatolá, dijo este sábado al papa Francisco que los cristianos de Irak deben “vivir en paz y en seguridad” y beneficiarse de “todos los derechos constitucionales”.
Con esta visita privada, el soberano pontífice argentino tiende la mano al islam chiita tras firmar, hace dos años, un documento sobre “la fraternidad humana” con una gran institución del islam sunita.
Tras reunirse con el clero católico a su llegada el viernes a Bagdad, el papa de 84 años tiende la mano al islam chiita visitando al dignatario de 90 años -que no suele aparecer en público- en su modesta vivienda de Nayaf, a 200 km al sur de Bagdad.
Ni la prensa ni otros invitados asistieron al encuentro que fue a puertas cerradas, pero esta etapa en el programa papal es ya motivo de orgullo para muchos chiitas en un país que desde hace 40 años ha pasado por conflictos y crisis y una guerra civil sangrienta entre musulmanes chiitas y sunitas.
Otra dimensión
“Estamos orgullosos de lo que representa esta visita (…) va a dar otra dimensión a la ciudad santa”, dijo a la AFP el clérigo chiita Mohamed Ali Bahr al-Ouloum.
Al descender del avión, el soberano pontífice podrá leer el enorme cartel con un llamado al diálogo colocado en el aeropuerto con motivo de su visita.
“Los hombres son de dos tipos: sus hermanos en la fe o sus iguales en la humanidad”, asegura el cartel, que cita al imán Alí, yerno del profeta Mahoma y fundador del chiismo que está enterrado en la ciudad santa.
El gran ayatolá Alí Sistani es la máxima autoridad para la mayoría de los 200 millones de chiitas en el mundo -minoritarios entre los 1.800 millones de musulmanes-. Su único rival religioso es el guía supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei.
De nacionalidad iraní, Sistani se erige desde hace décadas en garante de la independencia de Irak y dirige una escuela teológica que preconiza la retirada de los religiosos de la política -deben limitarse a aconsejar- al contrario de la escuela de Qom en Irán.
“La escuela teológica de Nayaf es más laica que la de Qom, que es más religiosa”, recuerda el cardenal español Miguel Ángel Ayuso, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. Nayaf, asegura, “concede más peso al aspecto social”.
Intereses exteriores
El gran ayatolá de hecho influyó para hacer caer el gobierno que denunciaron durante meses en 2019 los jóvenes manifestantes hartos de ver a su país caer en la corrupción y la mala gestión.
El papa, como el gran ayatolá, son dos personalidades religiosas que suelen hacer comentarios políticos. Pero los dos sopesan sabiamente sus palabras.
Una vez más, el papa salpicó su discurso a las autoridades iraquíes con alusiones a la situación del país, atrapado entre sus dos grandes aliados: Estados Unidos e Irán.
“Que cesen los intereses partidistas, estos intereses exteriores que se desinteresan de la población local”, imploró Francisco.
La visita del papa -bajo fuertes medidas de seguridad- tiene lugar en medio de un confinamiento total de la población tras el aumento de casos de covid-19 que se eleva ya a más de 5.000 diarios.
El papa fue vacunado antes del viaje, pero se ignora si la oficina del gran ayatolá ha hecho otro tanto.
Después de Nayaf, Francisco tiene previsto visitar la ciudad de Ur, en el sur, donde según la tradición nació el patriarca Abraham.
Allí, rezará con los dignatarios chiitas, sunitas, yazidíes y sábeos.