Unas 900 personas han muerto en la Franja de Gaza esperando una evacuación médica, ya que desde que se firmó el alto el fuego apenas 200 pacientes han podido salir de allí para recibir atención médica urgente, alertó este miércoles Médicos Sin Fronteras (MSF).
«Más de 16.500 personas, entre ellas más de 4.000 niños y niñas, están pendientes de evacuación médica. El alto al fuego tendría que haber significado el aumento del número de pacientes que han sido evacuados, pero apenas 200 pacientes han salido y 900 personas han muerto esperando esa llamada que no ha llegado nunca», denunció en una rueda de prensa la responsable médica en Gaza de MSF, Ruth Conde.
La organización médico-sanitaria lamentó estas «muertes que podían haber sido evitadas» y también urgió a acelerar las evacuaciones médicas, pues «en Gaza no queda ningún hospital plenamente operativo, todos han sido atacados en una o más ocasiones y los que funcionan lo hacen con recursos mínimos y con un personal que está exhausto», dijo Conde.
Además, desde MSF recordaron que el alto al fuego que comenzó en octubre ha sido vulnerado en varias ocasiones y se calcula que más de 300 personas han sido asesinadas en este último mes y medio.
«Pero incluso si no se hubiera vulnerado ni un solo día, un alto al fuego no es suficiente; no basta con que no caigan bombas. Un alto al fuego significa también que la población tenga acceso a atención médica, a una vivienda segura, alimentos», consideró Conde.
Por su parte, el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), Jesús A. Núñez, criticó que el acuerdo alcanzado para Gaza promovido por Estados Unidos ha conseguido «desmovilizar a la ciudadanía» y ha servido para que se acabe la guerra pero siga el conflicto.
«Es algo planificado, algo diseñado, calculado para conseguir ese objetivo; no para resolver el problema de Gaza, sino para conseguir la desmovilización que le permita a (el primer ministro Benjamín) Netanyahu seguir teniendo las manos libres para continuar adelante con lo que ya estaba haciendo», apuntó en la rueda de prensa Núñez.
Conde, enfermera pediátrica que acaba de regresar del enclave palestino, aseguró que «la Gaza de hoy no mide lo que medía antes, los nuevos límites, las áreas inaccesibles, las áreas declaradas como zona roja han reducido drásticamente el territorio donde la gente puede vivir y moverse».
Y eso también se traduce en que los equipos médicos gazatíes y de organizaciones como MSF se pasen «días enteros, meses, esperando medicamentos que no llegan, equipos esenciales que han estado retenidos» porque «las autoridades israelíes consideran sospechosos o susceptibles de que tengan un doble uso, como generadores pequeños, como sillas de ruedas, muletas».
«La falta de material se traduce en decisiones imposibles, como elegir a qué bebé le vamos a poner un ventilador mecánico», lamentó la responsable médica.
EFE











