Latinoamérica, con México a la cabeza, fue el pasado año la región del mundo más mortífera para los periodistas, según el informe de 2022 que hizo público este martes el Comité de Protección de Periodistas (CPJ, siglas en inglés).
Solo Ucrania, con 15 reporteros muertos, supera la cifra de México (13 asesinados), y a México le sigue Haití, donde mataron a siete informadores.
En total, 30 periodistas latinoamericanos murieron violentamente el pasado año, lo que constituye casi la mitad de los 67 que fallecieron en todo el mundo.
A su vez, esos 67 muertos violentamente suponen un aumento del 50 % desde al año anterior, y es la cifra más alta desde 2018, algo que «indica un declive abrupto de la libertad de prensa», dijo Jodie Ginsberg, presidenta del CPJ, en el comunicado donde se dio a conocer el informe.
«Cubrir la política, el crimen y la corrupción puede ser tanto o más mortífero que cubrir una guerra a gran escala», reflexionó Ginsberg al comparar los muertos en Ucrania con los del resto del mundo.
Aunque los 67 registrados son muertos con violencia, el CPJ precisa que tiene constancia de que 41 de ellos murieron «en conexión directa con su labor», mientras que se investiga el motivo de las otras 26 muertes.
Los trece muertos documentados en México suponen la cifra más grave en ese país en un solo año: de ellos, tres fueron asesinados tras amenazas «por su cobertura de la delincuencia y la política!; de los otros diez, se investigan las causas, pero tal vez nunca se sepan «en un país caracterizado por la violencia y la impunidad».
Existen en México leyes e instituciones que en teoría protegen específicamente a los periodistas -recalca el informe- pero «han demostrado ser ineficaces para mantener sanos y salvos» a los informadores.
En Haití, la muerte de siete reporteros no cabe achacarla únicamente a la violencia de las pandillas armadas, ya que, según el CPJ, al menos dos de ellos murieron a manos de los agentes del orden.
Brasil, Chile y Colombia también aparecen citados como casos comprobados de asesinatos intencionados de periodistas, y se subraya el caso del colombiano Rafael Emiro Moreno Garavito, muerto en un restaurante después de haberse significado en su diario independiente Voces de Córdoba por denunciar el narcotráfico y la corrupción política.
Con información de EFE