El presidente colombiano, Gustavo Petro, entra este jueves en el último año de su mandato, que comenzó el 7 de agosto de 2022, enfrentado con el Congreso y con una pérdida de popularidad incluso entre sectores que lo apoyaron para llegar al poder.
Petro, que fue elegido con la promesa de cambiar las condiciones sociales de los colombianos y las prácticas corruptas que han imperado en la política, ha tropezado con los males que quería combatir, lo que sumado a una alta dosis de improvisación, ha paralizado varias áreas de su gobierno.
Sin embargo, el primer presidente de izquierda de Colombia atribuye la falta de resultados a «la oligarquía» que no lo deja gobernar, pero aún así considera que «la igualdad empieza a construirse en Colombia» y que el pueblo sabe de eso.
«Este gobierno ha trabajado para el pueblo trabajador y el pueblo trabajador decidirá si quiere gobiernos trabajando por él», afirmó el martes en referencia a las elecciones presidenciales de 2026 en las que será elegido su sucesor.
Las encuestas, no obstante, no le favorecen mucho, y en un sondeo hecho en abril pasado por la firma Invamer, la aprobación del presidente se situaba en el 37 % y la desaprobación en el 57 %.
Petro llegó a la Presidencia con el apoyo de 11,3 millones de votantes y en los primeros meses de su Gobierno tuvo una buena relación con el Congreso, que le aprobó de forma casi expedita la reforma tributaria, pero las diferencias sobre los proyectos de reforma a la salud, a la educación, laboral y de las pensiones comenzaron a distanciarlo del legislativo donde carece de mayorías.
Choque de poderes
Su luna de miel con el poder duró menos de un año pues el 25 de abril de 2023, cuando llevaba solo ocho meses en el cargo, en un mensaje en la red social X, que ha convertido en su tribuna, dio por terminada «la coalición política pactada como mayoría» y pasó al choque frontal con el Congreso.
«El Congreso de Colombia no tiene que encerrarse temeroso a nada, porque el Congreso de Colombia lo que tiene es simplemente que dialogar con su propio pueblo», exclamó Petro el pasado 1 de mayo en un discurso ante miles de trabajadores en el que criticó duramente al Poder Legislativo por la oposición a su Gobierno.
Con ese panorama comenzará mañana su último año en el poder, en un acto revestido de patriotismo en medio de una discusión limítrofe con Perú. Lo hará en Leticia, capital del departamento de Amazonas, donde celebrará el Día del Ejército, que conmemora el aniversario de la Batalla de Boyacá, con la que Colombia selló su independencia de España en 1819.
«La conmemoración de la Batalla de Boyacá (…) se traslada a Leticia, porque otra vez, el gobierno del Perú ha copado un territorio que es de Colombia y ha violado el Protocolo de Río de Janeiro que le puso fin», manifestó el presidente el martes.
En el centro de la discusión está la isla de Santa Rosa y otro islote surgido en el río Amazonas con posterioridad al tratado de 1922 que estableció los límites entre Colombia y Perú y que, por cambios en su curso, se han desplazado hasta el punto de que Leticia puede quedar sin acceso al río.
La visita de Petro mañana a Leticia es puramente simbólica para reafirmar la soberanía colombiana en el margen que le corresponde del Amazonas en momentos en que su gobierno necesita un impulso para arrancar su último año.
EFE