En el vertiginoso nivel de la circulación viral actual, toda Europa se ha vuelto potencialmente vulnerable frente al avance de contagios por Omicron. Los modelos epidemiológicos son claros: solo una reducción en las interacciones sociales podrá cambiar la curva de las infecciones por coronavirus.
El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) publicó el jueves el mapa de Covid 19 comunitario, el cual señala, salvo en el caso de Rumanía, que el resto de los países miembros se encuentran en situación epidemiológica roja o roja oscura. Esto significa tasas de incidencia de contagios por cada 100.000 habitantes por encima de los 200 a 500 positivos, respectivamente.
Este panorama ha hecho que la mayoría de los gobiernos reimplanten medidas restrictivas para controlar el avance de la pandemia, intentando esquivar la vuelta de confinamientos duros. La esperanza de las autoridades es que cierta “autodisciplina”, un aporte individual cuando los europeos celebran otras fiestas con el virus circulando entre ellos, pueda tener un impacto colectivo positivo en las próximas semanas.
Con umbrales de contagios nunca antes vistos, una nueva agitación en los ánimos se produce frente a la persistencia de la pandemia. Nada esperado cuando el 80% de la población adulta esta vacunada en la Unión Europea y en algunos países más del 90%. Se esperaba que el cierre del 2021 fuera mas favorable.
El año nuevo llega con pocas celebraciones en la mayor parte del continente. Las cancelaciones de eventos festivos, recitales, actos culturales, tradiciones europeas, se confirman en París, Roma, Londres, Barcelona, Berlín o Lisboa. Es la segunda Nochevieja en pandemia.
La resistencia del virus por propagarse fatiga a los europeos. Se generaliza un clima de desconcierto a pesar que la vacunación está mostrando un éxito rotundo en la reducción de la tasa de mortalidad.