El Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares, negociado y aprobado en 2017 en Naciones Unidas, entró oficialmente en vigor este viernes tras ser ratificado por medio centenar de países, pero continúa enfrentándose a la oposición de las potencias atómicas y de organizaciones como la OTAN.
Se trata del primer tratado multilateral de desarme nuclear aprobado en más de dos décadas y en él los firmantes se comprometen entre otras cosas a no desarrollar, adquirir, almacenar, usar o amenazar con usar armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares.
El documento incluye además procedimientos para que los países con armas nucleares que quieran sumarse declaren y destruyan sus arsenales.
Su entrada en vigor se produce, como estaba previsto, 90 días después de que el número de países que lo han ratificado alcanzase los 50, una cifra que se logró el pasado octubre gracias a Honduras.
Actualmente, de los más de 120 Estados que participaron en la aprobación, 86 han firmado el documento y 51 han finalizado su ratificación, entre ellos muchos latinoamericanos.
Los impulsores del tratado admiten que no es probable que ninguna potencia atómica se una pronto, pero confían en que la nueva norma contribuirá a la larga a aumentar la presión para que se deshagan de sus arsenales.
EFE