En dos días se cumplen cinco meses de la peor tragedia que haya vivido el sur de la Florida. El abrupto colapso de la torre Champlain Sur, ubicada en Surfside, una de las más elegantes municipalidades balnearias del condado Miami Dade.
Aún está lejos de develarse la causa del derrumbe, pero a medida que avanzan las diversas investigaciones se conocen más y más errores que sumados, pudieron haber llevado al fatal desenlace que se cobró casi un centenar de vidas.
Se sabe a esta altura que durante décadas hubo una cadena de negligencias. Comenzando por un diseño defectuoso, pasando por una construcción plagada de complicaciones que llevaron a tres contratistas diferentes a asumir la obra, y terminando con años de mala conservación del edificio.
También está confirmado que había un problema crónico de filtración de la piscina que dañó los cimientos. Se ha probado también que aquella fatídica madrugada del 24 de junio lo primero que colapsó fue la piscina. Al ocurrir esto, se envió una notificación al sistema de alarmas, según reportes en la prensa de Miami.
Siete minutos después se desplomaba la mitad de la torre, con todo y todos los que estaban dentro. En esos siete minutos, en los que la mayor parte de los residentes estaban durmiendo, ninguna alarma sonó, tal como indican los testimonios de sobrevivientes. Ni en los apartamentos, ni en las áreas comunes, como pasillos o la recepción.
Por código de urbanismo, todo edificio de Miami Dade debe tener un sistema de alarmas para situaciones de riesgo que se active inmediatamente algo ocurre. Si este sistema hubiese funcionado, los residentes de los doce pisos del edificio habrían tenido siete minutos para enterarse de que algo no estaba bien y, quizás, evacuar sus apartamentos. Como es sabido, esto no pasó.