EFE.- El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) expresó este martes su preocupación por la situación del obispo Rolando Álvarez, sitiado en la curia de Matagalpa desde la semana pasada por la Policía Nacional, que lo acusa de intentar organizar «grupos violentos».
«Un día más de riesgo inminente para monseñor Rolando Álvarez y personas que le acompañan en la curia episcopal, un día más de peligro a perder la vida, la seguridad, la libertad e integridad personal», indicó el Cenidh en una declaración.
Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí es parte de un grupo de al menos 12 personas, incluyendo 5 sacerdotes, que fueron sitiados por agentes policiales el pasado jueves, y al día siguiente la Policía lo acusó de intentar «organizar grupos violentos».
Las acciones policiales contra Álvarez iniciaron el jueves pasado, luego de que un grupo de policías impidiera la celebración de la misa matutina en la Catedral de Matagalpa, ante lo cual el obispo salió a la calle orar con el Santísimo Sacramento en lo alto, y luego dio la espalda a los agentes para arrodillarse y clamar a Dios.
Según la Policía, el prelado, al que actualmente tiene bajo investigación, busca «desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales».
El Cenidh señaló que el obispo y sus acompañantes también son objetos de «una serie de informaciones lanzadas a la opinión pública, desmentidas, vueltas a repetir que prácticamente están causando una conmoción a nivel general de la población, un estado de zozobra e histeria colectiva».
Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años.
Ortega tildó de «terroristas» a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis política y social que vive el país desde abril de 2018.