La presión internacional aumenta contra la junta militar que tomó el poder en Birmania, mientras continúan las manifestaciones en rechazo al golpe de Estado que son aplacadas con brutalidad por las fuerzas de seguridad.
Durante las protestas de este sábado en Rangún, antigua capital y ciudad más poblada, un manifestante recibió un disparo en la cabeza efectuado por la policía y los soldados que buscan extinguir a través de la violencia el masivo movimiento civil de disidencia, reporta el medio The Irrawaddy.
En la noche del viernes, según informa el portal Myanmar Now, otras dos personas fallecieron en la misma urbe al ser alcanzados por los tiros realizados por las patrullas nocturnas de las fuerzas de seguridad que buscan obligar a la población a cumplir el toque de queda impuesto por el régimen militar.
Desde el sublevamiento del 1 de febrero y hasta este viernes, al menos 235 personas han perdido la vida a raíz de la violencia ejercida por las fuerzas de seguridad contra las protestas a lo largo de Birmania en rechazo a la toma del poder del Ejército, apunta la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP).
Violencia «inaceptable» contra civiles desarmados
«Estoy horrorizado por el uso persistente de la violencia letal contra civiles desarmados que ha conllevado a un alto número de muertes y heridos, además de sufrimiento a lo largo de la nación. No hay justificación, el uso de munición real contra manifestantes pacíficos es inaceptable», dijo anoche el primer ministro de Malasia, Muhyiddin Yassin.
El gobierno de Kuala Lumpur expresó públicamente su apoyo a la solicitud emitida el viernes por el presidente de Indonesia, Joko Widodo, de realizar una reunión de urgencia entre los países que conforman la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) para tratar la crisis birmana.
«Esta deplorable situación debe parar inmediatamente», reclamó el mandatario malasio al insistir en la búsqueda de una «solución pacífica» mediante el «diálogo» y la «negociación» de todas las partes implicadas para evitar una «mayor escalada de tensión».
Al igual que su homólogo indonesio, Muhyiddin exigió a los militares la «liberación incondicional» de Suu Kyi, bajo arresto domiciliario desde el levantamiento militar y a quien los militares acusan de una serie de delitos, entre ellos el de corrupción.
“La junta no puede derrotar al pueblo unido”
El relator especial de Naciones Unidas para Birmania, Tom Andrews, afirmó que la junta militar está «desesperada» al ver como lanza «ataques despiadados para provocar una violenta respuesta que sirva para justificar una mayor represión» y que no llega por parte de los manifestantes pacíficos.
«La junta no puede derrotar a la oposición pacífica del pueblo unido de Birmania», señaló Andrews en Twitter al pedir este sábado a los países que corten cualquier «acceso a dinero y armas» para los militares birmanos.
La petición del relator coincide con la demanda la víspera del secretario general de la ONU, António Guterres, al pedir una respuesta firme y urgente a la «brutal violencia» con la que los militares están reprimiendo las protestas.
«Una respuesta internacional firme y unificada es necesaria urgentemente«, defendió Guterres a través de su portavoz, Stéphane Dujarric, quien recordó que la junta militar birmana está «desafiando» los llamamientos a acabar con las violaciones de los derechos humanos y retornar a la democracia.
EFE