Centenares de chilenos volvieron a salir a las calles este sábado para protestar un día después de que un policía lanzara presuntamente a un menor a un río durante otra manifestación, episodio que ha generado gran revuelo en el país y se ha ganado críticas de organismos internacionales.
Empuñando carteles que afirmaban “No se cayó, lo lanzaron”, los manifestantes se reunieron en la capitalina Plaza Italia, rebautizada popularmente como “Plaza Dignidad”, que volvió a ser el punto de encuentro del descontento ciudadano con una marcha cargada de protestas y reivindicaciones contra la represión policial.
Unas imágenes registradas por un canal de televisión, que muestran como un adolescente, de 16 años, cae al canal de un río tras ser arrojado por la baranda de un puente a manos, presuntamente, de un policía durante una marcha el viernes, prendió la mecha y congregó esta nueva protesta.
Horas antes, la Fiscalía chilena anunció la detención preventiva del agente policial, identificado gracias a las grabaciones, que fue suspendido de su cargo tras abrirse un sumario administrativo y que será formalizado este domingo.
El incidente reavivó las críticas de diversos organismos internacionales como Human Rights Watch (HRW) o Amnistía Internacional (AI), que tras el estallido social de octubre de 2019 denunciaron un uso excesivo de la fuerza y graves violaciones a los derechos humanos por parte de la policía durante las marchas.
“Las graves denuncias e imágenes de ayer reafirman la necesidad de avanzar de forma decidida en las reformas integrales a Carabineros que propusimos en noviembre 2019”, señaló el director de Human Rights Watch (HRW) para las Américas, José Manuel Vivanco, en su cuenta de Twitter.
Durante la protesta, resguardada por un fuerte contingente de Carabineros (Policía militarizada) que trataron de dispersar el encuentro con los habituales carros lanza-aguas y con botes de gas lacrimógeno, se llevaron a cabo al menos diez detenciones.
Los manifestantes lanzaron consignas contra el actual Gobierno y se mostraron simpatizantes con la opción de aprobar la redacción de una nueva Carta Magna en el referéndum que tendrá lugar el próximo 25 de octubre, planteado como la vía política para poner fin a las revueltas sociales.
Chile vive la crisis social y política más grave desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que se saldó con una treintena de muertos y miles de heridos, además de episodios de violencia extrema con saqueos, incendios y destrucción de mobiliario público.
Tras cinco meses de paréntesis por el confinamiento, las protestas se reactivaron el pasado mes de agosto, coincidiendo con el levantamiento gradual de las restricciones sanitarias que vive el país desde hace semanas.
EFE