Un total de 48.204 migrantes, el 79,6 % venezolanos, llegaron en septiembre pasado a Panamá tras cruzar la peligrosa jungla del Darién, una cifra inédita para solo un mes, según datos del Servicio Nacional de Migración (SNM).
De acuerdo con las estadísticas de la oficina de Migración difundidas este martes, en el noveno mes del año 38.399 venezolanos cruzaron el Darién en su viaje hacia Norteamérica, la nacionalidad predominante, seguida de ecuatorianos (2.594), haitianos (2.170), colombianos (1.302) y cubanos (490).
El resto de los viajeros son nacionales de la India, Senegal, Brasil, Bangladesh, República Dominicana, Angola, Nepal, Somalia, Camerún, Perú, Afganistán, China, Chile, Congo, Eritrea, Nigeria, Uzbekistán, Sri Lanka, Siria, entre otros países africanos y asiáticos.
Panamá recibe a los viajeros en estaciones de recepción migratorias (ERM) situadas en la frontera con Colombia y con Costa Rica, donde toman sus datos biométricos y reciben alimentación y atención médica, en un operativo único en el continente.
En este 2022 el flujo de estos caminantes no ha parado de crecer, y al cierre de septiembre las autoridades de Panamá contabilizaban 151.582 migrantes llegados a Darién, la selva que sirve de frontera natural entre Panamá y Colombia, dejando atrás el número histórico de 133.726 de 2021.
La Misión en Panamá de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) dijo a EFE que este año «fácilmente» pueden ser «200.000» los viajeros indocumentados que lleguen al país tras cruzar la selva fronteriza con Colombia, en su viaje hacia Norteamérica, especialmente Estados Unidos.
Hay familias enteras, con niños e incluso bebés, en movilización. Muchos de los venezolanos y haitianos proceden de segundos o terceros países en los que ya habían intentado establecerse.
El Tapón del Darién, un trayecto de 266 kilómetros de selva espesa e inhóspita, ha sido por décadas una ruta de migración pese a los peligros que entraña, tanto por su entorno salvaje como por la presencia de grupos armados.
Los migrantes atestiguan que algunos mueren ahogados en los ríos, por accidentes o por enfermar durante el trayecto, en el que también son objeto de violencia sexual y robos, a veces con víctimas mortales como el niño venezolano de 6 años tiroteado a mediados de septiembre pasado por bandoleros durante un asalto.
Desde la primera crisis migratoria en Darién, entre 2015 y 2016 protagonizada por cubanos, Panamá viene pidiendo que el asunto de la migración sea abordada regionalmente. EFE