Atardeceres o amaneceres. Instantes de calma, donde suena buena música, el paisaje se convierte en escenografía perfecta, y el romance renace, aunque sea una vez al año impactado por la fecha cuasi obligatoria para hacer algo en pareja (o solos… ¿Por qué no?).
Vía INFOBAE
Hay sitios ideales por sí mismos, y otros por lo que representan: algunos porque son idílicos y otros porque sus rincones especiales los convierten en únicos. Viajar para celebrar, o ingeniárselas para buscar inspiración y reproducir en casa algo de lo que se percibe de esos paraísos.
Venecia: Una ciudad mágica
Cuando la conoces de adentro, Venecia es mucho más que la plaza atestada de palomas, el Puente de los Suspiros que te deja sin aire de abarrotado para las fotos o el Rialto de la compra cotidiana. A los pocos minutos de la llegada en avión o tren, se puede cruzar la laguna en La Serenissima en un taxi acuático (o en vaporetto, tan romántico uno como el otro), que dejar en la entrada del hotel. Es una entrada dramática y romántica a una ciudad mágica. Tres joyas invitan a vivir la ciudad con todo su esplendor: los hoteles Danieli, Gritti Palace o el Cipriani.
Una primera vuelta exige conocer el Palacio Ducal y las islas de Murano (una joya de vidrio soplado, quizás) y Burano (para piezas de encaje resueltas a mano). Almuerzo en el restaurante Locanda Cipriani en la isla de Torcello, allí donde, además, se encuentra el sillón de Atila, el huno, donde, según la tradición, quien se siente vuelve casado.
Pero, más allá de la belleza particular, el mejor plan es perderse entre sus calles, cruzar puentes, descubrir gemas escondidas.
Para los que se animan, una función en La Fenice inolvidable. Un paseo a la luz de la luna por la Piazza San Marco, cuando los turistas de día ya partieron, deja el espacio sólo para unos pocos. Cenar a la luz de las velas en Il Ridotto, galardonado con una estrella Michelin, puede ser un buen plan.
Shangái: Amor al revés
Disfrutar de la vista nocturna en Shangái desde una terraza al aire libre en lo alto del Bund es uno de los escenarios más románticos del mundo. El Fairmont Peace Hotel es el lugar perfecto para experimentarlo. El hotel es una gloria art deco ubicada cerca de la meca de las compras Nanjing Road. Su Jazz Bar es un gran lugar para salir por la noche. También se puede optar por una cena íntima de cuatro platos en la terraza privada del Cathay Room. O Fu 1088, ubicado en una mansión de estilo español de la década de 1930 en el distrito de Jing’An.
Se puede comenzar el día con Tai Chi matutino mientras se observa la salida del sol sobre el río. Luego, sería interesante un paseo por los Jardines Yuyuan en el centro de la Ciudad Vieja y detenerse en su casa de té, un lugar encantador y romántico donde se pueden ver las plantas de té florecer en teteras de vidrio. Más tarde se puede visitar un mercado de té en busca de raras hojas de su versión blanca; o pasar por la fantástica Villa Moller gótica, que parece un castillo de cuento de hadas.
Para tener una vista desde el otro lado del río, se puede tomar un ferry hasta el Pudong Bund y allí tomar una copa en el hotel Grand Hyatt en la famosa Torre Jin Mao; su bar Cloud 9 ofrece un panorama impresionante.
Hawái: Corazón de isla
Hay una abrumadora cantidad de opciones para lugares románticos en Hawái. El Four Seasons Maui en Wailea tiene una ubicación espectacular, el servicio es impecable y hay tantas opciones gastronómicas que no es necesario salir, si no se desea. Una alternativa apropiada para la ocasión es que el hotel puede organizar que un chef prepare una comida de 5 platos en una mesa privada en la playa, decorada con cristal, plata, porcelana y flores tropicales.
Durante el día, se puede reservar un auto privado con conductor y explorar el Camino a Hana (No se recomienda ir por cuenta propia. Es un camino desafiante). El viaje está lleno de escondites y playas secretas. Al día siguiente, se puede alquilar un yate con personal completo y observar ballenas y bucear en privado, o tomar una lección de surf. Visitar la granja de lavanda o montar a caballo son otras dos posibilidades. El imperdible: probar un sabor diferente de granita a diario.
Marrakesh: Condimentado con especias
La cuarta ciudad más grande de Marruecos se encuentra al pie de las montañas del Atlas. Conocida como la “Joya del Sur”, Marrakesh ofrece una amplia gama de maravillas, desde los estrechos pasajes laberínticos y los zocos de la antigua medina, con alfombras bereberes, entre muchos otros artículos, hasta los modernos bulevares del distrito de Gueliz. Hay museos, galerías y jardines para explorar, además de Jemaa-al-Fana, una de las plazas más conocidas de África.
La ciudad alberga varias hermosas mezquitas históricas, como la medieval Koutoubia, Ben Yousaf y Mouassine. Otras atracciones turísticas son las Tumbas de Saadain, la Tumba de los Siete Santos, el Palacio El badi y el Palacio Real.
Uno de los lugares más especiales y de visita obligada es el Jardin Majorelle. Para los amantes de la moda también es ideal dar un paseo por el Museo Yves Saint Laurent.
Después de explorar la ciudad, se puede realizar un recorrido por el desierto en Erg Chigaga o Erg Chebbi. Una alternativa es dormir en una tienda privada y disfrutar de paseos en camello, sandboarding, trekking, quads, paseos por el desierto y contemplar las estrellas (las puestas de sol sobre las dunas son impresionantes).
España: Con buenos platos
La ciudad con más estrellas Michelin per cápita del mundo es San Sebastián, en la costa norte de España. Una meca para los amantes de la comida y un buen lugar para el romance. El Hotel Maria Cristina está perfectamente ubicado, con vistas al río y un encantador jardín justo al lado. En el Día de San Valentín, el visitante será recibido en el check-in con una botella de cava y un cuenco de cerezas frescas. El exclusivo “Pasaporte Pintxo” del hotel es un recorrido de degustación de 6 bares de pintxos diferentes, que concluye con un refinado cóctel en el bar DRY San Sebastián.
Un paseo por la Playa de la Concha y por el casco antiguo, es el paso inevitable. Y luego visitar el Bar Txepetxa, conocido por sus premiadas anchoas; Bar Bergara, donde los pintxos son como mini obras de arte; o Zuberoa, un restaurante con dos estrellas Michelin en una casa de campo del siglo XIV en la cercana Iturriotz.
Escocia: Vida de castillo
La reina Victoria dijo que “nunca vio un lugar más encantador o más romántico” que el castillo de Inverlochy en Fort William, Highlands, Escocia. Situado en un valle rodeado de picos de las tierras altas, este histórico hotel es uno de los mejores de la región. El viaje a través de Glencoe y Great Glen es hermoso. El Rolls Royce del hotel está a disposición
El estilo clásico de una casa de campo (seda y brocado, cristal, madera pulida, frescos en el techo de estilo Imperio francés) todo permitirá sentirse como en Downtown Abbey. El castillo tiene solo 17 habitaciones, incluidas tres suites, todas decoradas de forma tradicional. La cena comienza con una bebida junto al fuego en el Gran Salón, seguida de un menú de cinco platos; el sommelier es altamente calificado y combinará los vinos con presentación. También se ofrece un té de la tarde tan mágico que resulta inevitable.
Zermatt: En las tierras de Heidi
Una de las estaciones de esquí más emblemáticas de los Alpes, Zermatt es un destino perfecto para una escapada romántica en la nieve. La zona de esquí ofrece pistas en tres terrenos para esquiar, pero también para los snowboarders y freestylers, aquien les encantará el Snowpark Zermatt, en el que entrenan los jugadores olímpicos. Una aventura ideal es cruzar a la región de esquí italiana de Breuil-Cervinia y Valtournenche, o probar el parapente o el heli-esquí fuera de pista.
La visita perfecta invita a conocer el Hotel Cervo, con seis chalés, cada uno con 5 ó 6 habitaciones. Los alojamientos son encantadores y tienen vistas espectaculares del Matterhorn. El desayuno en la terraza es un regalo especial, llega con abrigo. Tiene una ubicación ideal para acceder fácilmente a las pistas y también a la ciudad. La fiesta après ski es animada y divertida, y la hamburguesa del hotel con papas fritas con trufa vale paga todo el viaje.
Manhattan: Un mordisco de manzana
El brillo de Manhattan nunca pasa de moda y no hay mal momento para visitarlo. En febrero, el Four Seasons Downtown espera a pasos del febril mundo de Wall Street. En cambio, Mandarin Oriental se yergue frente al Central Park. ¿Cómo resistirse a sus encantos?
Armar un recorrido en esta ciudad es casi imposible. ¡Hay tanto para hacer! Una buena opción puede ser perderse inspirándose en el arte de alguno de los grandes museos: el MoMA, el Met o el Whitney. Patinar sobre hielo en el Rockefeller Center, Central Park o Bryant Park.
Por la noche, disfrutar de una cena francesa de la vieja escuela en La Grenouille, increíblemente hermosa y llena de flores, en el centro de la ciudad; o hacer una escapada a Harlem para disfrutar de un buen jazz en el elegante Minton’s, oa Brooklyn para disfrutar de una comida romántica en el encantador River Café. Una función en Lincoln Center, en el Carnegie Hall, o en Broadway es una inspiración extremadamente neoyorquina. Para terminar: un trago en el Standard Hotel en High Line.
Bali: Siempre playa
El lujoso Aman Resorts tiene tres hoteles en Bali. Para el romance, mi recomendación es el Amankila, ubicado en una parte exclusiva y apartada de Bali: Manggis, en el lado este de la isla. Las tres piscinas escalonadas del complejo se han convertido en un famoso icono del lujo balinés: la vista desde el vestíbulo del hotel hacia las piscinas y el mar es impresionante.
El complejo cuenta con solo 34 suites, por lo que ofrece la máxima tranquilidad y privacidad (la 1 es la más grande y lujosa). Una excursión de esnórquel, hacer surf en una playa privada o pasar un rato en el spa… o sólo pasar desapercibido entre las celebridades.
París: Siempre nos quedará…
Puede que sea obvio, pero París siempre será una fiesta para cualquier enamorado. Dos alojamientos favoritos si vamos a lo magnífico: el Four Seasons George V y Le Bristol. Ambos están impecablemente decorados, muy bien gestionados y maravillosamente románticos.
Abrazados y con buenos abrigos esperan los senderos de os Jardines de Luxemburgo, la Place de Vosges, las calles adoquinadas del Marais o las Tullerías. El Louvre, el Musée de l’Orangerie, el Musée d’Orsay, el Musée Rodin o la espléndida casa museo Jacquemart-Andre… y podemos seguir para llenarnos de arte.
Para una jornada de amor se puede comenzar con un almuerzo en el Café Marly y, más tarde, en cualquier pastelería al paso para disfrutar de algo dulce con una humeante taza de chocolate ¨chaud¨. Para la cena, espera Epicure, el restaurante con 3 estrellas Michelin en Le Bristol o Le Georges, el restaurante del Centre Georges Pompidou. Para terminar, como en una película de los años dorados, un paseo a la luz de la luna por el Pont des Arts o el Pont Neuf es una forma eterna de celebrar un gran amor.