La final de Eurovisión 2023 ha echado a andar este sábado con la actuación de los mismos artistas que cerraron la anterior edición, los ucranianos Kalush Orchestra, sus vigentes campeones, con una protagonista inesperada: Kate Middleton.
Ha sido en el vídeo de apertura, después de una panorámica del castillo de Windsor, cuando la princesa de Gales aparece apenas unos seguidos vestida de azul y sentada al piano mientras acompaña a las teclas la interpretación de «Stefania», el tema ganador de 2022.
Su participación ha servido para recordar la ola de solidaridad en toda Europa que despertó Ucrania en el festival poco después de que fuera atacado por Rusia el pasado año y que ese conflicto es aún el responsable de que el festival no se celebre allí en esta edición, sino en Liverpool (Reino Unido), cuna de los Beatles.
En sus muelles a orillas del río Mersey, con los viejos barracones de ladrillo rojo reconvertidos en la zona más icónica de la ciudad, se sitúa el pabellón Liverpool Arena que acoge las actuaciones de los 26 candidatos a la victoria, entre ellos, la española Blanca Paloma, que con su nana de raíz flamenca «EaEa» podría colarse entre los primeros clasificados.
Salvo por el resquicio para la sorpresa que otorgan al divertido finlandés Käärijä con «Cha Cha Cha», las apuestas señalan sobre todo como favorita a la sueca Loreen, que con «Tattoo» podría repetir el triunfo que en 2012 ya se llevó en este concurso y convertirse en la primera mujer en la historia de Eurovisión que levanta dos veces el micrófono de cristal.
Como gran novedad, en esta final la votación popular no estará restringida a Europa y a Australia, de forma que ciudadanos de países como los de Latinoamérica podrán apoyar a sus artistas favoritos, apoyos que contarán al final como un solo país, «resto del mundo», para ser sumados a los de los demás países a concurso. EFE
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