Niños, niñas y adolescentes, pacientes del hospital JM de los Ríos, denunciaron este miércoles ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) la violación de su derecho a la salud en Venezuela.
En la audiencia, que se realizó de manera virtual por la pandemia del coronavirus, los comisionados de la CIDH escucharon los testimonios de los infantes y jóvenes venezolanos y las penurias que atraviesan.
Niurka, quien tiene siete años recibiendo diálisis a la espera por un trasplante, denunció la muerte de varios compañeros por la suspensión de estas operaciones.
«En el hospital ha sido muy difícil porque he visto muchos compañeros falleciendo esperando un trasplante. Es difícil para mí porque yo no quiero que me pase lo mismo por esperar un trasplante. Y por eso pido que retomen los trasplantes, que por favor hagan algo. Quiero una mejor calidad de vida«, clamó entre lágrimas.
Edgar, un adolescente de 16 años, contó que tiene ocho años recibiendo diálisis.
«Hace dos años perdí mi ojo izquierdo y necesito una prótesis con urgencia. Necesito un trasplante porque en estos ocho años que he tenido han sido muy duros para mí y mi familia. He visto muchos compañeros de diálisis morir», lamentó.
Sin tratamiento
Una joven de 17 años de edad contó que desde los cinco meses de nacida es paciente del JM de los Ríos, tras haber sido diagnosticada con una anemia hereditaria. Para sobrevivir, necesita tomar un tratamiento que evita que se le endurezcan los órganos, pero no lo recibe con regularidad desde hace dos años.
«Dependemos de una bolsa de sangre, que no conseguimos. Duramos hasta un mes esperando por falta de reactivos, y esperando un trasplante de médula. Hemos visto cómo han fallecido muchos compañeros de nosotros y ya somos pocos los que quedamos en esta lucha«, relató.
Rubén, un paciente renal que pudo ser trasplantado, denunció que no ha podido recibir el tratamiento que necesita para que el órgano implantado siga funcionando.
«Mi calidad de vida actualmente es normal entre comillas porque yo consumo medicamentos que alargan el plazo del órgano implantado. Actualmente en el país no se consiguen esos medicamentos. Son muy complicados y demasiado costosos«, explicó.
Fallas en el hospital
Cristina, otra joven paciente del servicio de hematología del JM de los Ríos, relató que en 2016 se contagió de dengue hemorrágico por la espera de un quirófano para ser operada de la vesícula, por lo cual tuvo que ser internada en terapia intensiva. Ese mismo año, a causa de una transfusión de sangre, se infecté de una hepatitis C.
«El hospital no cuenta con un personal adecuando en cuanto a cantidad, porque en calidad son los mejores, pero en cantidad son muy pocos y trabajan con las manos. Cuando hay uno o dos, no hay los equipos, faltan para colocarme la sangre, o si no es que simplemente no hay el personal para que me procesen la sangre y la puedan colocar», denunció.
También alertó que los pacientes de patologías como leucemia, linfoma, que son inmunosuprimidos, no cuentan con una área específica donde puedan ser hospitalizados sin correr mayor riesgo de infección, sino que suelen ser hospitalizados en la Emergencia con otros casos.
«En el hospital también falta la comida, es un tema delicado, porque no nos cumplen la dieta que merecemos», reclamó, asegurando que solo reciben granos o arroz.