Migrantes y autoridades de los tres niveles del Gobierno mexicano se enfrentaron el domingo en el estado de Chihuahua, cuando desalojaron a la fuerza a los indocumentados estaban instalados en tiendas de campaña al bordo del Río Bravo, en la frontera entre Estados Unidos y México.
Desde temprana hora, 500 refugiados que vivían en este punto, fueron avisados por autoridades municipales de que deberían de desalojar el lugar y que les llevarían a un albergue donde no sufrían las inclemencias del tiempo y se les proveería de sus necesidades básicas.
Un gran operativo de policías municipales, estatales, Guardia Nacional, Bomberos y la Cruz Roja Mexicana, rodeaban el lugar, en alerta y para exigir que se retiraran del lugar.
Sin embargo, los migrantes, en su mayoría de origen venezolano, no estaban de acuerdo con la disposición, en algunos casos hubo forcejeos entre ellos con los grupos antimotines que los desalojaban. En señal de la inconformidad, quemaron algunas casas de campañas, pero el conflicto no pasó a mayores.
Algunos de los indocumentados comentan que tienen temor de ir a un albergue del Gobierno porque ven la posibilidad de que los deporten a Venezuela.
«Es inhumano esto no se hace, nadie sabe lo que hemos pasado para llegar hasta acá, es inhumano«, dijo entre lágrimas y voz entre cortada Luz Ángela, una refugiada venezolana.
“Atendimos un dictamen emitido por la Dirección de Protección Civil municipal y estatal que estableció que, por condiciones de salubridad, posibilidad de incendio e incluso ahogamiento por la presencia del Río Bravo, era necesario invitarlos a acudir a los diferentes albergues, sumado a la baja de temperaturas que se vive en la ciudad”, según el Secretario del Ayuntamiento, Hector Rafael Ortiz.
Con información de EFE