Rafael Nadal está a un paso de hacer historia. Al menos de firmar una nueva página dorada del tenis. En un Australian Open marcado por polémicas y la controversia en torno a Novak Djokovic, el español tendrá un último escollo para obtener el 21° Grand Slam de su carrera que podría transformarlo en el más ganador por encima de Roger Federer y el propio Nole. El ruso Daniil Medvedev irrumpirá en la final como el escalón definitivo que deberá sortear para alzar el trofeo.
El actual número 5 del ranking ATP venció al italiano Matteo Berrettini en semifinales (6-3, 6-2, 3-6 y 6-3) y a los 35 años tendrá una nueva definición de Grand Slam en su carrera pero con un sabor especial luego de superar una serie de lesiones que lo tuvieron a maltraer durante los últimos tiempos. Inclusive, en el inicio del camino en Australia reconoció que arrastra un problema crónico ya que tiene el escafoides “partido por la mitad”.
A tres años de su última final en el Australian Open y a dos de su última corona de Grand Slam (Roland Garros 2020), Rafa no pudo esconder su emoción cuando se decretó su arribo a la definición del torneo que sólo pudo ganar en el 2009: “Para mí es un éxito especialmente emocionante. Quizás más emocionante que alguna victoria, que algún título de Grand Slam por lo inesperado que es todo, por todo lo que hemos pasado en estos últimos meses. Tres semanas atrás veíamos muy difícil estar donde estamos a día de hoy. Pasé muchos momentos difíciles, sin ver la luz. Fueron muchas conversaciones con el equipo, la familia, sobre qué podía pasar si las cosas continuaban así… Que quizás era el momento de decir adiós”.