La pandemia del Covid-19, que ha matado ya a más de 2,6 millones de personas en un año, se propagó con rapidez por todo el mundo, a pesar de las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, para algunos críticos, fueron lentas e insuficientes.
La organización internacional defiende que sus advertencias fueron desoídas, lo que facilitó que el nuevo coronavirus se propagara rápidamente hasta alcanzar la cifra actual de 117 millones de casos confirmados.
En decenas de países con pocos recursos, el registro de casos se limita a aquellos que presentan síntomas, por lo que muchos millones más de personas habrían contraído el virus pero fueron asintomáticos y quedaron fuera de las estadísticas.
Por ejemplo, el 11 de marzo «no fue el momento en que encendimos el máximo nivel de alarma, ese momento fue el 30 de enero, cuando declaré la emergencia sanitaria mundial», aclaró esta semana el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
«En los siguientes días y semanas (al 30 de enero) continuamos haciendo sonar la alarma, fuerte y claro, y dimos a los países estrategias, directrices y herramientas para preparar, prevenir, detectar y responder a la propagación del nuevo virus», recordó Tedros.
«Una de las cosas que todavía no entendemos es por qué algunos países actuaron conforme a esas advertencias, mientras que otros fueron más lentos en reaccionar», añadió.
EFE