La Unión Europea intenta resolver las últimas reticencias en su seno para sancionar el petróleo ruso como represalia a los cortes en el suministro de gas a Polonia y Bulgaria, después de que estos dos países se negaran a pagar sus compras en rublos.
En una reunión extraordinaria de ministros de Energía, los gobiernos de Alemania y de Austria, hasta ahora reacios, expresaron su disponibilidad a adoptar un nuevo de paquete de sanciones que incluya el crudo procedente de Moscú, dejando a Hungría como único país que todavía lo rechaza.
“Austria está dispuesta a apoyar un embargo de petróleo de forma consecuente si la Comisión y los Estados miembros así lo deciden. Estamos preparados, puedo decirlo”, afirmó la ministra austríaca de Energía, Leonore Gewessler.
En la misma línea, el alemán Robert Habeck subrayó que “tras dos meses de trabajo” su país “no está en contra de una prohibición al petróleo de Rusia” y, aunque reconoció que “no hay tiempo” para evitar que una sanción así provoque un problema “local” en una refinería que utiliza exclusivamente crudo ruso, enfatizó que “no golpeará a la economía en su conjunto”.
Sí precisó Habeck la necesidad de que la sanción al petróleo de Moscú sea gradual para acometer “preparaciones técnicas”, al tiempo que reconoció que “otros países pueden tener problemas” más graves si se adoptara una medida así.
Sanciones financieras
Por otra parte el Alto representante de la Union Europea, Joseo Borrell, anunció durante su visita a Panamá que «en materia financiera va haber más bancos rusos que saldrán del sistema SWIFT, no puedo decirles cuáles, pero los habrá.»