El papa Francisco visitó este domingo el centro de migrantes en la isla griega de Lesbos, donde ya había estado hace cinco años, y criticó la indiferencia de algunos países europeos antes de suplicar: “detengamos este naufragio de civilización”.
“¡No dejemos que el mare nostrum se convierta en un desolador mare mortuum, ni que este lugar de encuentro se vuelva un escenario de conflictos!. Les suplico: ¡detengamos este naufragio de la civilización!”, clamó desde el nuevo campo de Kara Tepe ante cerca 200 personas, representantes de los refugiados, cooperantes y también la presidenta griega, Katerina Sakelaropulu.
Tras haber saludado cariñosamente a numerosos migrantes durante un recorrido a pie por el campo, el pontífice lanzó un largo y duro mensaje en el que constató que las migraciones “son un problema del mundo”, “una crisis humanitaria que concierne a todos”, pero de la que nadie parece ocuparse, a pesar de que “están en juego personas, vidas humanas”.