La cultura es un espacio para resistir y construir en la lucha por la libertad en Venezuela. “El papel de la gente de la cultura y de los medios de comunicación es contrarrestar la conformidad que se quiere imponer al pueblo venezolano”, señaló el profesor Tulio Ramírez en el marco del Foro Democratización, donde también participaron la doctora en Ciencia Política Paola Bautista de Alemán, el humorista Laureano Márquez y el ciberactivista Luis Carlos Díaz.
“Venezuela no merece vivir como está, debemos promover la teoría de la inconformidad para mantener la llama viva hacia un futuro mejor”, subrayó Ramírez en el debate auspiciado por el Instituto de Estudios Políticos y Sociales FORMA.
Bautista de Alemán señaló que “la cultura describe cuál es la situación del alma de la nación”. Reconoció que “muchas veces no tenemos conciencia de las dimensiones del drama” que sacude a los venezolanos, pero recalcó que de este duro proceso está emergiendo un ciudadano “más constante” y con un “optimismo responsable”.
“El momento que estamos atravesando es intransitable sin una visión trascendente de la vida. Mientras exista en cualquier rincón del país una persona que en su corazón albergue nuestra memoria histórica y la esperanza de lo que va a construir, hay razones para seguir luchando”, afirmó la presidenta del Instituto FORMA.
Risa inteligente
Márquez indicó que “el humor hace que la gente pierda el miedo, el humor muestra la desnudez del poder, por el poder le teme tanto”. El recordado actor de Radio Rochela aseveró que “el humor es parte del alma de nuestro pueblo para defenderse, pues el humor siempre está del lado de quien padece la arbitrariedad, no de quien la produce”.
“La esperanza la da la fuerza cultural que tenemos en Venezuela. Somos un país productor de talento y un país que tiene tanta fuerza cultural no puede perder la esperanza. Debemos hacer realidad la esperanza, hacerla país, insistamos en la cultura, preparémonos para lo que viene, un país de gente sabia no es atrapada por la demagogia y el oportunismo”, recalcó.
Díaz reivindicó la importancia de internet como un espacio para el encuentro y para burlar la censura oficial. Al margen de las limitaciones internas, destacó que la red permite aprender los mejores estándares actuales y compartir proyectos apuntando a la excelencia.
“La ‘coinspiración’ es mejor que la conspiración, es una acción antisistema totalitario, te puedes inspirar en un montón de gente que hace distintas cosas. Hacker al sistema funcional”, argumentó el periodista, que invita a socializar los planes que desde ya pueden empezar a ejecutarse, pasando por encima de las restricciones que padece Venezuela.
En el hogar
Bautista de Alemán y Márquez coincidieron en que el humor no debe verse simplemente como un mecanismo de evasión. “Creo que el humor es una elaboración más compleja que va a un análisis profundo y eso puede ser peligroso para el poder”, opinó Márquez.
“Para nosotros el humor no es evasión, es generosidad, es la manera en que podemos encontrarnos con el otro, ser empáticos, encontrarnos en el sufrimiento por un futuro mejor”, agregó Bautista de Alemán.
Distintos enfoques surgieron al momento de analizar el impacto de las redes sociales en el debate público. “Las redes sociales generan debates que son muy polarizantes porque tienes que hablar en 240 caracteres y crees que la verdad cabe allí o en una foto, es un medio que obliga a la soberbia, no se abre a la humildad”, advirtió Bautista de Alemán.
Por su parte, Díaz descartó que las redes sociales impongan la polarización y observó que las mismas “obligan a ser contundentes”, tomar posiciones claras y ofrecer datos concretos. “Tenemos que pensar mejor en los empaques de nuestros contenidos, el tiempo que ocupes de la gente debe agregar valor”, argumentó.
Ramírez resaltó el papel del hogar y de los padres para transmitir a los jóvenes las ideas y valores que hoy intenta sepultar el oficialismo. En ese sentido, apuntó la relevancia de “labor de concientización pedagógica y política” que se debe desarrollar con los jóvenes “para no caer en el discurso igualitarista del chavismo que no tiene asidero en la realidad”.