¿Se acabó la esperanza en Venezuela? A pesar del panorama oscuro que enfrentan las fuerzas democráticas, el politólogo Guillermo Tell Aveledo Coll destaca que existen “algunos puntos positivos” que dan razones para mantener la fe en los partidos políticos que luchan por la libertad en el país.
“En primer lugar, permanece mayoritariamente entre la disidencia opositora venezolana la convicción ideológica del valor del pluralismo político y la restauración de la institucionalidad republicana, sin que se haya propagado aún la amarga convicción de la inevitabilidad de los sistemas autoritarios como destino fatal”, subraya Aveledo Coll en un artículo publicado en la revista Democratización (https://redformaweb.com/articulos-decima-edicion-2/), editada por el Instituto de Estudios Políticos Forma (https://redformaweb.com/).
El decano de Estudios Jurídicos y Políticos de la Universidad Metropolitana de Caracas (Unimet) observa que “existe una creciente voluntad de reagrupar fuerzas para plantarle cara al abusivo poder estatal desde los espacios locales y regionales, donde se asienta una aspiración de cambio de manera mayoritaria, independientemente de las banderías que la animen”.
Como un tercer elemento a favor de la transformación, el doctor en Ciencias Políticas resalta que “se constata aún la tenaz voluntad de cuadros, dirigentes y militantes de organizaciones democráticas a lo largo del país, así como de jóvenes y ciudadanos independientes, en sumarse a las tareas de reconstrucción y organización política, en relación de respeto y contacto con los compañeros afectados por el exilio y la persecución”.
Partido único
“Los rasgos del sistema de partidos hoy corresponden a un sistema autoritario, donde una oposición democrática se debate tácticamente entre la lealtad a un sistema de reglas deslealmente abusadas por el Ejecutivo, y las salidas antisistema insurreccionales. A su vez, en un sistema de esa naturaleza, el partido estatal –hegemónico– se debate entre ser un partido único o permitir una oposición entre inefectiva y ficticia”, advierte Aveledo Coll.
En el ensayo publicado en la revista Democratización, el académico identifica las acciones que ha emprendido el oficialismo para liquidar a las organizaciones políticas. La larga lista de atropellos incluye desde la asfixia económica, cerrando las vías de financiamiento, hasta la inhabilitación y encarcelamiento de sus líderes, pasando por la intervención judicial y el robo de sus tarjetas y símbolos.
“La tendencia de crecimiento electoral opositor ha sido frustrada por olas sucesivas de represión por parte del Estado, llegando a su exacerbación en el cuestionable proceso electoral parlamentario del año 2020 (…) No solo en lo que se refiere a la relación de los partidos vis a vis el Estado, sino a sus procesos internos: la dinámica de elección de autoridades, formación de cuadros y activismo local se encuentra afectada por este acoso constante, y por la suspensión casi efectiva de la vida política regular”, expone Aveledo Coll.
Partiendo de este análisis, el investigador advierte que “si bien no se puede hablar formalmente de un sistema de partido único, a todo efecto práctico el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha logrado este propósito histórico”.
Para sustentar su conclusión, Aveledo Coll se refiere al cuestionado proceso del 6 de diciembre. “La oposición parlamentaria existente de hecho corresponde a partidos de oposición que han aceptado las reglas desventajosas, o que se han beneficiado directamente de su aplicación para el control de organizaciones de manera indebida, y para la obtención de posiciones en la representación nacional”.
“Adicionalmente, aún con la posibilidad de que la oposición parlamentaria de hecho asumiera una política diferenciadora del Ejecutivo, su capacidad de hacerlo está mermada por las reglas electorales que permitieron una holgada ocupación del Parlamento por parte del PSUV, en la cual poco más del 60% de los votos sirvió para tomar más del 90% de los escaños”, finaliza.