En el año de la Copa del Mundo, en la que 15 selecciones ya tienen garantizado su lugar para Qatar, el Reino Unido e Irlanda descartaron lanzar una candidatura conjunta para organizar la edición del Mundial del 2030, dado que modificaron sus objetivos y se propusieron como sede de la Eurocopa 2028, según anunciaron las federaciones de futbol de ambos países en un comunicado conjunto.
Las federaciones británicas (de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) y la de la República de Irlanda difundieron un comunicado oficial con el anuncio que confirma la intención adelantada en las últimas semanas por los responsables deportivos de ambos organismos, según informó el diario español Mundo Deportivo.
“Albergar una Eurocopa de la UEFA ofrece un rendimiento similar (al de un Mundial) para las inversiones. El torneo europeo acarrea un coste mucho menor y el potencial de que los beneficios se alcancen antes”, argumentaron en la nota las federaciones. Para la organización de la Copa del Mundo 2030 ya se han postulado en conjunto Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile para convertirse en una sede sudamericana histórica para el campeonato que celebrará en dicha edición los 100 años de vigencia.
En tanto, la FIFA -a través de su presidente Gianni Infantino– ofreció a Israel y países vecinos candidatearse para el 2030. La idea del dirigente es convencer a Israel y Emiratos Árabes para organizar el evento internacional, según reveló semanas atrás el primer ministro israelí, Naftali Bennet, de acuerdo con lo confirmado por el diario francés Le Parisien.
“Fue un placer conocerlo y escuchar su idea de que Israel sea anfitrión del Mundial de FIFA en 2030, junto con nuestros vecinos árabes”, había escrito en su cuenta de Twitter el funcionario. El mensaje iba acompañado de una foto con una pelota, una bandera nacional y el titular de la FIFA. La iniciativa, sin embargo, no habría sido de Infantino sino del multimillonario israelí Sylvan Adams, el principal impulsor de lo que él mismo define como “diplomacia deportiva” y que describió como una herramienta importante tanto para cambiar la percepción internacional de Israel como para construir lazos con países que lo consideran un enemigo.