Después de las variantes del coronavirus más contagiosas Delta y Ómicron surgidas en 2021, este nuevo año parece traer una nueva cepa también con muchas mutaciones en su genética respecto al virus original nacido en Wuhan, China a fines de 2019.
La nueva variante denominada B.1.640.2 fue identificada en Marsella, al sur de Francia, el 10 de diciembre, según detectaron un grupo de científicos pertenecientes al Centro Mediterráneo de Infecciones (IHU) francés. Los especialistas anunciaron la identificación de una nueva cepa en pacientes procedentes de la comuna de Forcalquier en el departamento de los Alpes de Alta Provenza.
Un artículo preimpreso, escrito por los expertos de un programa respaldado por el Gobierno francés y que debe ser revisado por pares, estima que la nueva variante contiene 46 mutaciones y 37 deleciones (una deleción es un tipo de mutación genética en la cual se pierde material genético, desde un solo par de nucleótidos de ADN hasta todo un fragmento de cromosoma). De momento, no se detalla cuál es la transmisibilidad de la nueva variante y si es más letal o contagiosa.
El profesor Philippe Colson, que dirige la unidad que descubrió la cepa, dijo: “De hecho, tenemos varios casos de esta nueva variante en el área geográfica de Marsella. La llamamos variante IHU. Se acaban de enviar dos nuevos genomas identificados”. La variante del coronavirus aún no se ha detectado en otros países ni se ha etiquetado como una variante, aunque ahora está siendo investigada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las pruebas muestran que la cepa porta la mutación E484K que se cree que la hace más resistente a las vacunas. También tiene la mutación N501Y, que se vio por primera vez en la variante Alpha, que los expertos creen que puede hacerla más transmisible.