“Cuánta violencia hay contra las mujeres. Basta, herir a una mujer es ultrajar a Dios, que tomó la humanidad de una mujer, no de un ángel, sino directamente de una mujer”, ha exclamado el Papa en esta jornada en la que se celebra la solemnidad de santa María, madre de Dios y en la que también se ha establecido, desde hace 55 años, la Jornada Mundial de la Paz. “La Iglesia es madre, es mujer. Por ello, desde este respuesta se puede encontrar el lugar de la mujer en la Iglesia”, ha recalcado.
En la homilía, el Papa ha presentado el pesebre de Belén como “la prueba de que Dios está junto a los pastores; nace en un pesebre, un objeto muy conocido para ellos, mostrándose así cercano y familiar”. “Su pobreza es una hermosa noticia para todos, especialmente para los marginados, para los rechazados, para quienes no cuentan para el mundo. Dios llega allí sin ninguna vía preferencial, sin siquiera una cuna. Aquí está la belleza de verlo recostado en un pesebre”, ha destacado.
El Pontífice ha destacado que María “tuvo que pasar por ‘el escándalo del pesebre’”. “Pensemos en el sufrimiento de la Madre de Dios. ¿Qué hay más cruel para una madre que ver a su propio hijo sufrir la miseria? Es desconsolador. No se podría reprochar a María si se hubiera quejado por toda esa inesperada desolación. Pero no se desanimó. No se desahogó, sino que permaneció en silencio”, ha añadido.
Francisco ha invitado a todos los católicos a imitar la actitud de María de “conservar meditando”. “Porque hay ocasiones en que también nosotros tenemos que sobrellevar algunos ‘escándalos del pesebre’ -ha agregado-.Tenemos la esperanza de que todo va a salir bien, pero de repente cae, como un rayo de la nada, un problema inesperado”.