Miles de personas volvieron, este lunes 21 de septiembre, a las calles de las principales ciudades de Colombia para protestar contra las políticas del Gobierno, la brutalidad policial y la violencia en una jornada mayoritariamente pacífica que fue empañada por enfrentamientos entre encapuchados y policías en Bogotá.
La jornada fue convocada por el Comité Nacional de Paro para rechazar la política social y económica del Gobierno del presidente colombiano, Iván Duque, y la violencia policial encarnada en la muerte de Javier Ordóñez, un hombre de 46 años que falleció en un clínica de Bogotá luego de ser sometido brutalmente por dos patrulleros durante su arresto la madrugada del 9 de septiembre.
Sin embargo, la situación se complicó cuando vándalos encapuchados comenzaron a lanzar piedras a los miembros de la Policía ubicados en la parte exterior del Palacio de Justicia.
A pesar de que algunos manifestantes se interpusieron entre los uniformados y los vándalos, a quienes les pidieron que dejaran de atacar a los policías, la tensión fue creciendo y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) intervino cuando a pocos metros de allí otro grupo destruyó una agencia del Banco Caja Social.
En ese momento, el escuadrón policial arrojó gases lacrimógenos y la multitudinaria protesta se dispersó entre las calles del centro histórico de Bogotá.
«Hubo una actuación criminal contra la Caja Social (…) la cual vandalizaron, destruyeron y la penetraron con la intención de hurtar algunos elementos«, dijo el director de la Policía, general Óscar Atehortúa, al hacer un balance de la jornada.
Por su parte, la alcaldesa Claudia López manifestó que tras la intervención del Esmad los ciudadanos iban a poder manifestarse sin dificultades en la Plaza de Bolívar, cosa que no ocurrió porque los enfrentamientos continuaron en zonas aledañas.
EFE.