Este 26 de octubre Venezuela celebra el día de José Gregorio Hernández, el médico de los pobres, en su Santuario en La Candelaria, ubicado en el centro de Caracas.
Al respeto, el padre Gregory Lobo y también asistente de la oficina de vicepostulación de la causa de canonización del doctor José Gregorio Hernández, dice que espera con mucha fe la noticia que sea proclamado el primer santo venezolano.
«Invitamos a todos los venezolanos a que elevemos nuestras oraciones a Dios pidiendo para que la canonización sea un hecho pronto y posible», expresó el padre Lobo.
Se conoció que se realizarán al menos seis misas en su Santuario a las 8:30am, 10am, 12pm, 2pm, 4pm y 6pm.
El beato José Gregorio Hernández nació en Isnotú, estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864se convirtió en médico y profesor universitario, promoviendo innovaciones médicas en el país. Fue pionero en el uso del microscopio y en la aplicación de conocimientos de bacteriología y anatomía patológica, lo que lo consolidó como un visionario en el campo de la medicina en Venezuela.
Hernández murió trágicamente el 29 de junio de 1919 en Caracas. Mientras salía de una farmacia, fue atropellado por un automóvil, algo extremadamente raro para la época, ya que los automóviles apenas comenzaban a circular en la ciudad. Después del impacto, cayó al pavimento y sufrió un golpe mortal en el cráneo.
Su muerte fue un golpe devastador para los venezolanos, ya que era ampliamente querido por su bondad, humildad y dedicación a ayudar a los pobres. La noticia generó un gran pesar y luto en todo el país.
Más allá de sus logros científicos, Hernández es admirado por su dedicación a los más necesitados, brindando asistencia médica gratuita a los pobres y desamparados. Su caridad, humildad y profundo amor por el prójimo le otorgaron un lugar especial en el corazón de los venezolanos. Debido a su vida virtuosa, es venerado como “el médico de los pobres”, y su figura se ha convertido en un símbolo de compasión y fe en toda Venezuela.
El 30 de abril de 2021, el Papa Francisco lo beatificó, lo que generó gran alegría entre sus devotos, quienes lo consideran un intercesor de Dios. Su legado trasciende las fronteras religiosas y sigue inspirando a generaciones por su compromiso social y su ejemplo de amor y servicio.