La vicepresidenta estadounidense y candidata demócrata a la Casa Blanca, Kamala Harris, y su rival republicano, el expresidente Donald Trump, ultiman los detalles la preparación del debate electoral del martes, que será para ambos su primer cara a cara personal y político.
Y es que cuando la demócrata y el republicano entren en el plató de televisión del National Constitution Center de Filadelfia será la primera vez que se encuentren en persona y se dirijan el uno al otro.
Poco se sabe de cómo está preparando el debate Trump. Asesores del expresidente contaron a CBS News que, acostumbrado a los preparativos informales, ha estado revisando posiciones políticas con su equipo.
En una entrevista hace unos días con «Good Morning New Hampshire» Trump se vanagloriaba de que no necesitaba mucha preparación ya que «se ha estado preparando» toda su vida para este debate, que llega en un momento en el que Harris está por delante en las encuestas.
Según la media nacional elaborada por el portal Five Thirty Eight, en el total del voto nacional la vicepresidenta está 2,8 puntos por delante del exmandatario, con el 47,1 % frente al 44,3 %, cuando faltan menos de dos meses para las elecciones del 5 de noviembre.
La campaña de Trump confirmó este lunes que no aterrizará en Filadelfia hasta mañana por la tarde, unas tres horas antes del choque. En cuanto a Harris, la vicepresidenta viajó a Pittsburgh, Pensilvania, el jueves para prepararse.
Según sus asesores, está llevando a cabo simulacros de debates prolongados. Un exasesor de la exsecretaria de Estado y excandidata presidencial Hillary Clinton está interpretando al republicano y, según contó una fuente cercana a CBS News, incluso se viste como Trump.
El debate organizado por ACB News comenzará a las 21:00 hora local (1:00 GMT del miércoles) y durará 90 minutos. Los presentadores David Muir y Linsey Davis serán los moderadores y, tal y como sucedió en el cara a cara entre Trump y el presidente, Joe Biden, los micrófonos de quien no tiene el turno de palabra estarán silenciados.
Este fue un requisito que en su día pidió la campaña de Biden y que intentó, sin éxito, eliminar la de Harris tras tomar el testigo, ya que finalmente fue algo que benefició a Trump la noche del 27 de junio.
Al no poder llevar a cabo sus frecuentes interrupciones, que suelen pasarle factura en términos de imagen pública, a Trump se le vio mucho más comedido frente a un Biden indefenso y errático, cuya actuación acabó costándole la carrera a la Casa Blanca.
En el choque de mañana, que será el séptimo debate presidencial para Trump, no habrá público y no se permitirá a los candidatos interrogarse directamente. Además, ninguno tiene autorizado llevar notas escritas o accesorios al escenario.
Los candidatos tendrán dos minutos para responder preguntas, junto con un minuto adicional para hacer seguimiento y, al cierre, dos minutos de declaraciones finales que iniciará Harris y concluirá Trump, tras haberlo sorteado con una moneda, informó ABC News.
Es muy probable que este sea el único choque entre los dos, ya que no hay programado otro. Los candidatos a vicepresidente, el demócrata Tim Walz, gobernador de Minnesota, y el republicano JD Vance, senador de Ohio, se enfrentarán el 1 de octubre en CBS News.
En las últimas horas, tanto Harris como Trump han elevado el lenguaje de sus ataques. La campaña de Harris lanzó este lunes un anuncio de televisión en el que aparecen exfuncionarios del Gobierno de Trump advirtiendo sobre los peligros de una segunda presidencia.
Entre ellos está el exvicepresidente Mike Pence, el exsecretario de Defensa Mark Esper o el exasesor de Seguridad Nacional John Bolton.
Trump ha seguido con su discurso agresivo frente a Harris y en su último mitin volvía a descalificarla por su inexperiencia, sus cambios de opinión y sus escasos logros en su vida política.
En opinión de Aaron Kall, experto en Ciencias Políticas de la Universidad de Míchigan, Harris es quien más tiene que perder mañana ya que nunca ha participado en un debate presidencial. «En gran medida sigue siendo políticamente indefinida y ha evitado las entrevistas con los medios y las conferencias de prensa» desde que Biden la nombró candidata el 21 de julio.
Trump, sin embargo, «es un orador experimentado y un excelente contragolpeador». «Su experiencia en los medios y en la telerrealidad le permite destacar en los debates», añade el politólogo sobre la primera gran batalla en televisión de los candidatos presidenciales, que podría ser la última.