El asesor para asuntos internacionales del Gobierno brasileño, Celso Amorim, afirmó este jueves que «está muy clara la impaciencia» del presidente Luiz Inácio Lula da Silva con «la demora de las actas» de las elecciones presidenciales del 28 de julio.
Amorim compareció ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y subrayó la «preocupación» e «insistencia» de Brasil sobre la publicación de las actas, que en su opinión le corresponde al Consejo Nacional Electoral (CNE), que aún no lo ha hecho pese a que los comicios fueron el 28 de julio pasado.
Amorim matizó que la posibilidad de unas nuevas elecciones «la escuchó» en conversaciones con personalidades «de otros países» y que no es una «propuesta concreta», pues eso lo deberían «resolver los propios venezolanos».
Sin embargo, fue enfático en un punto. «Si las actas no aparecen, no vamos a reconocer a ningún Gobierno», declaró, aunque reconoció que Brasil «no puede dar un ultimátum» para su publicación y aclaró que se está llegando «a un punto en que es preciso sentir una evolución real».
Mientras Amorim declaraba frente a los senadores, Lula dijo en una entrevista que «hasta ahora» no se sabe quién ganó los comicios pues no se divulgaron las actas y no se ha podido verificar el resultado de forma independiente y agregó que Nicolás Maduro «sabe que está debiendo una explicación a todo el mundo» y que aún le restan «seis meses de mandato».
México algo «distanciado» de la mediación de Brasil y Colombia
El asesor de Lula defendió la mediación que intenta el gobernante brasileño junto con los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y México, Manuel Andrés López Obrador, aunque admitió que este último se ha distanciado «un poco».
Atribuyó ese «retraimiento» de López Obrador a la transición que vive México antes de la investidura de Claudia Sheinbaum, quien asumirá la Presidencia el próximo 1 de octubre.
Amorim subrayó que la mediación de esos tres países ha sido apoyada por diversos países, entre los que citó a Estados Unidos, España, Francia, Canadá y El Vaticano.
Admitió, sin embargo, la dificultad de esa gestión, sobre todo en el escenario de «división política» que existe en Venezuela.
«Tenemos un presidente que dice que ganó, pero no muestra las actas, y tenemos una oposición que dice que ganó y muestras unas actas», resumió el diplomático, quien consideró que de esa manera ningún Gobierno extranjero tiene cómo reconocer un resultado, pues no ha habido una auditoría independiente.
Según Amorim, Brasil, México y Colombia intentan «incentivar un diálogo» y por eso «mantienen contactos directos» con el Gobierno y la oposición venezolana.
«El objetivo principal es intentar mantener la paz, porque es una situación muy peligrosa», apuntó, para calificar la ola de represión desatada por el Gobierno venezolano como una suerte de «amenaza» que Brasil «condena» y refuerza aún más la necesidad de propiciar una «salida pacífica».