El Observatorio Nacional de Prisiones denunció este sábado la reactivación de la Cárcel Nacional de Maracaibo en el estado Zulia, desalojada en el 2013 tras la muerte de 16 reclusos cuando el pran «Mocho Edwin» lideró un motín interno por el control del penal.
El centro de detención conocido como «Sabaneta» o la «Modelo» inaugurado en 1958 para sustituir al Retén de Bella Vista contaba en el 2013 con más de 3.000 presos que fueron llevados al Centro Penitenciario de la Región Occidental (Uribana en Barquisimeto) y al Internado Judicial de Barinas, ambas con hacinamiento crítico en la actualidad.
Mientras tanto, dentro del recinto penitenciario encontraron que los reclusos estaban «armados hasta los dientes», según señaló la propia ex ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela, aunque unas semanas atrás había asegurado que en las cárceles venezolanas no había armas y mucho menos pranes.
Luego de la masacre, la ex ministra aseguró que en estas instalaciones funcionaría una escuela para custodios y luego que se construiría un museo. Ninguna fue llevada a cabo.
En septiembre de 2018, 52 presos provenientes de Nigeria, España, Honduras, Argelia, El Salvador, Portugal, Guyana, Ecuador, Brasil y Perú, fueron trasladados a lo que antes funcionaba como el anexo femenino de la cárcel de Sabaneta y fue re inaugurado como el Centro de Formación Winnie Mandela.
Casi cuatro años después, los vecinos del barrio San Pedro en Sabaneta, temen que vuelva el cobro de vacunas, las balaceras y amenazas de muerte, de las que eran víctimas cuando funcionaba el antiguo penal en su máxima capacidad. También denunciaron que los reos son trasladados en la madrugada para evitar enfrentamientos con los lugareños.
Según periodistas locales, trascendió que 1500 presos serán trasladados a estas instalaciones, con una capacidad para 400 personas y que además tiene años sin recibir mantenimiento, como una medida para contrarrestar el hacinamiento en los calabozos policiales y evitar más motines, como los que se han registrado las últimas semanas en celdas de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), en señal de protesta por las precarias condiciones de encarcelamiento.
Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), recordó que las reglas mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos, mejor conocidas como Reglas Mandela, establecen la íntima relación entre el bienestar físico y mental de los reclusos con la administración del recinto penitenciario.
«El encarcelamiento no debería significar mayores padecimientos que lo concerniente a la privación de la libertad. Las cárceles deben contar con espacios adecuados para mantener la higiene y salud de cada persona que permanezca en estos espacios, además de espacio suficiente para el desarrollo de actividades deportivas, entre otras que contribuyan con su reinserción en la sociedad», sentenció Prado.
Ahora bien, por lo anteriormente expuesto, surge el cuestionamiento: ¿la infraestructura actual de la ex cárcel de Sabaneta garantiza los derechos a la salud y un ambiente adecuado para los reclusos?
El Observatorio Venezolano de Prisiones espera que además de pensar en el descongestionamiento de los calabozos policiales, las autoridades se cuestionan si la solución de reactivar algunas cárceles es 100% efectiva o están sustituyendo un problema por otro, porque al final las únicas víctimas son los privados de libertad, sus familiares y las comunidades que hacen vida en los alrededores de los centros penitenciarios.
Además, esta medida solo involucra a los presos de recintos policiales, mientras que los desalojados de Sabaneta continúan en otros estados. Algunos han sido abandonados porque sus familiares son muy humildes y no pueden costear el viaje, mientras que otros sobreviven como pueden con la ayuda de sus seres queridos.