El Reino Unido está listo para la coronación del rey Carlos III, la primera en 70 años, con la celebración de los últimos ensayos en la Abadía de Westminster y la infinidad de banderas colgadas en calles, bares y restaurantes.
Debido a la complejidad de la ceremonia de este sábado 6 de mayo, que tendrá varias etapas hasta que el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, le coloque la corona de San Eduardo, los reyes y el príncipe de Gales ensayaron por última vez detalles del evento, que será seguido por televisión por millones de personas en el Reino Unido y el mundo.
Tras el ensayo, Carlos III se acercó a estrechar la mano a las miles de personas agolpadas en las cercanías de Buckingham, acompañado del príncipe Guillermo, heredero al trono, y su esposa Catalina, que también conversaron con los ciudadanos que contemplarán de cerca la procesión real del sábado.
Visitantes de diversas partes del mundo se acercaron a los miembros de la familia real para trasmitirles buenos deseos antes de la coronación: «Rey Carlos, es un gran honor conocerle, venimos desde Estados Unidos», le dijo una mujer al monarca, mientras otra le comentaba que ha llegado desde Tailandia.
En medio de fuertes medidas de seguridad, centenares de curiosos están ya instalados con tiendas de campaña, carteles y banderas frente a las barreras colocadas en las avenidas por donde transcurrirá el desfile real, que recorrerá la avenida The Mall y la zona de Whitehall, donde están los principales ministerios.
Bares, restaurantes y tiendas han colgado banderines y se han engalanado las principales calles de Londres también con banderas, mientras que en la céntrica calle de Oxford Street se han colocado dos coronas gigantes, encima de cojines rojos, sobre las marquesinas de dos paradas de autobuses.
Recepción en Buckingham
Según su agenda oficial, Carlos almorzó con los gobernadores y primeros ministros de los países y territorios en los que es todavía jefe de Estado y posteriormente se reunió con los líderes de la Commonwealth (Mancomunidad de Naciones), la institución que agrupa a las excolonias y que le era particularmente querida a su madre.
El rey completó la jornada con la recepción que ofrece en el palacio de Buckingham para los invitados especiales, entre ellos los reyes de España, Felipe VI y Letizia, y jefes de Estado de otros países, entre ellos el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Felipe VI y Letizia dejaron la residencia del embajador sobre las 16.20 hora local, para dirigirse a Buckingham, antes de participar mañana en la ceremonia en la abadía de Westminster a la que están invitadas unas 2.200 personas.
No obstante, los principales mandatarios de América, con la exclusión del brasileño y del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, estarán ausentes de la ceremonia del sábado, y estarán representados por sus cancilleres, embajadores e incluso cónyuges.
La Casa Blanca anunció el pasado 4 de abril que el presidente de EEUU, Joe Biden, no asistiría al evento y en su lugar lo hará la primera dama, Jill Biden.
Una vez que concluya la ceremonia el sábado, Carlos III y Camila saldrán al balcón del palacio de Buckingham para saludar a la multitud allí congregada, aunque de momento se desconoce qué miembros de la familia real acompañarán a los reyes en este acto.
El evento concluirá con el vuelo rasante de aviones de la Real Fuerza Aérea (RAF) sobre el palacio.
Con información de EFE