El deslave de tierra en la isla italiana de Ischia dejó al menos cinco muertos, unos siete desaparecidos y decenas de desplazados, al tiempo que reveló la necesidad de un plan que acote los riesgos geológicos e impida construir en lugares amenazados, ante las inclemencias de la crisis climática.
Los equipos de emergencia han recuperado hoy de entre el fango los cadáveres de cuatro personas, entre estos el de una niña y de una anciana, mientras que el sábado ya se encontró la primera víctima, una mujer de 31 años que vivía en el lugar.
La búsqueda de unos siete desaparecidos continúa sin descanso con todos los medios a disposición, con perros rastreadores, por aire y hasta excavando con las manos, aunque los deseos de algún «milagro» se evaporan conforme pasan las horas.
La tragedia se produjo en la madrugada del sábado, cuando una tromba de agua (130 milímetros en seis horas) cayó en esta isla vacacional y volcánica ante al Golfo de Nápoles, causando un corrimiento de tierra y rocas que golpeó al municipio de Casamicciola, en su cara norte.
Un día después, casi 200 vecinos siguen desplazados y otros veinte esperan a ser rescatados en sus casas sin agua ni electricidad.
Con información de EFE