Freedom House documentó en su más reciente informe que Estados Unidos, el Reino Unido, España y Argentina se encuentran entre los países más afectados por los esfuerzos de propaganda del Gobierno chino, que incluyen prácticas intimidatorias contra periodistas.
Sarah Cook, coautora del informe de laboratorio de ideas estadounidense dijo a Efe que «Pekín está aumentando su influencia. En 18 de los 30 países analizados, encontramos que los esfuerzos son cada vez más sofisticados y coercitivos».
Taiwán, Estados Unidos y el Reino Unido son los territorios que han experimentado «los embates más intensos» de la propaganda china, pero el informe también señala esfuerzos «intensos» en España, Argentina, Italia, Nigeria, Kenia y Filipinas.
Pekín desplegó en esos países cuentas falsas en redes sociales y ha promovido en los medios de comunicación el relato del Partido Comunista chino y campañas masivas de desinformación.
Además, busca desarticular coberturas desfavorables a través de tácticas coercitivas, por ejemplo la intimidación a periodistas de forma directa a través de llamadas de la misma embajada china en las que se amenaza que un determinado artículo dañará la relación bilateral de su país con Pekín.
«En lugares como Ghana, Israel, la India o el Reino Unido, editores de medios de comunicación nos han comentado que reciben de forma regular llamadas de la embajada en las que incluso les gritan», aseguró Cook.
Las presiones no solo vienen de las autoridades, sino también de empresas como del gigante tecnológico Huawei, y también se han dado casos de acoso cibernético contra periodistas de ascendencia china que trabajan en países como Estados Unidos o Australia.
La coautora del estudio de Freedom House dijo que en el caso de España hay un «alto nivel de influencia» de la propaganda china y la clase política «es bastante cautelosa a la hora de criticar al Gobierno chino».
«España está realmente en la cúspide. Es uno de los países más vulnerables», dijo Cook.
Explicó que las autoridades chinas son muy efectivas generando «desinformación» en español en redes sociales, que luego comparten cuentas influyentes en países latinoamericanos como Argentina.
«En América Latina, con la excepción de unos pocos países, no hay realmente mucho conocimiento, conciencia y experiencia sobre esto», afirmó.
Aunque admitió que es complicado medir la cantidad de recursos que Pekín destina a esta estrategia, Cook dijo que se trata de varios millones de dólares, un calculo basado en el número de publicaciones y de países donde se difunden.
A pesar de todo, consideró que «China tiene un problema serio en términos de opinión pública» porque se siguen publicando reportajes críticos, como por ejemplo los relacionados con «las violaciones a derechos humanos» en la provincia de Xinjiang.
La coautora del informe instó a los medios a hacer públicos los casos de intimidación de reciban por parte de autoridades chinas y a los Gobiernos a «proteger a los periodistas» de los casos de acoso.