Filipinas permitirá a partir del 1 de noviembre la entrada al país de extranjeros con visas preexistentes después de siete meses y medio de veto, aunque la llegada de turistas todavía está prohibida.
Filipinas cerró las fronteras del país el 15 de marzo, lo que implicó que miles de extranjeros con visas de trabajo, de negocios o residencia temporal a los que la pandemia pilló fuera del país pudieran regresar.
Después de haber impuesto una de los confinamientos más largos y estrictos del mundo, especialmente en la capital, Filipinas comenzó en octubre a relajar la cuarentena para abrir la economía, seriamente dañada por la pandemia, que entró en recesión por primera vez en tres décadas.
«La entrada de estos extranjeros al país, sin embargo, está sujeta a condiciones tales como que tener visa previa y vigente en el momento de la entrada, así como reserva en una instalación de cuarentena acreditada», aclaró en un comunicado el portavoz presidencial, Harry Roque.
La llegada de extranjeros, que deberán hacerse una prueba de Covid-19 antes y después de llegar a Filipinas, estará sujeta al límite de entrada diaria de pasajeros en los puertos de entrada.
EFE