La inflación en Estados Unidos resurgió en mayo, ya que el índice de precios al consumo se disparó un 8,6% respecto a 2021, el mayor aumento desde diciembre de 1981, según datos del Gobierno publicados el viernes.
El IPC creció 1% en comparación con abril, tras el modesto aumento del 0,3% del mes anterior, según informó el Departamento de Trabajo, muy por encima de lo augurado por los analistas, que esperaban que las presiones inflacionistas disminuyeran ligeramente.
Los datos mostraron que la gasolina se disparó un 4,1% en el mes, con grandes aumentos en la vivienda, las tarifas aéreas y los vehículos usados y nuevos.
La inflación desenfrenada de Estados Unidos está imponiendo graves presiones a las familias, obligándolas a pagar mucho más por los alimentos, la gasolina y el alquiler, y reduciendo su capacidad para permitirse artículos discrecionales, desde cortes de pelo hasta aparatos electrónicos. Los estadounidenses de bajos ingresos y los afroamericanos e hispanos, en particular, están luchando porque, en promedio, una mayor proporción de sus ingresos se consume en necesidades.
Los economistas esperan que la inflación disminuya este año, aunque no mucho. Algunos analistas pronostican que el indicador de inflación que el Gobierno comunicó el viernes -el índice de precios al consumo- podría caer por debajo del 7% a finales de año. En marzo, el IPC interanual alcanzó el 8,5%, la tasa más alta desde 1982.